Bajo techo
Nadal empezó frío, como el día lluvioso en París que obligó a cerrar el techo de la Philippe Chatrier, con lo que las condiciones de la pista cambiaron completamente y se pasó a jugar e 'indoor'.
Zverev logró el 'break' en el primer juego del partido y dominó los primeros juegos gracias a un servicio casi infalible y a dominar el juego con su derecha.
El español recuperó el 'break' en contra en el octavo juego para poner el 4-4 y tuvo tres bolas de set en el 10º juego, pero más por deméritos del alemán (cometió tres dobles faltas casi consecutivas y falló varios golpes claros), pero el desenlace se fue al 'tie break', donde Nadal salvó cuatro bolas de set, las dos últimas con golpes imposibles, antes de rematarle con una derecha paralela a la línea para poner broche a un primer set que duró... ¡1h32!.
Llevado por la euforia, el manacorí comenzó muy bien el segundo set, con un 'break' en blanco y un segundo quiebre después del peloteo más largo del partido (44 golpes), pero su saque no fue bueno y Zverev le hizo sangrar con cada resto hasta ganarle al español cuatro juegos seguidos con su saque... algo que a cualquier jugador le costaría perder el set, salvo que te llames Rafael Nadal.
Con 4-5 y servicio para ganar el parcial, Zverev perdió el juego tras cometer tres dobles faltas.
Y cuando Nadal tenía bola para forzar el 'tie break', a las 3h02 minutos de que hubiese empezado el partido, llegó la desgraciada jugada que puso fin al partido.
Fue la 111ª victoria de Nadal en 114 partidos para clasificarse a su 14ª final (no ha perdido ninguna), pero la felicidad no será completa por la manera en la que llegó la clasificación.
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