"Tengo el corazón roto", afirmó Serena Williams al abandonar en primera ronda por una lesión su recorrido en Wimbledon, donde buscaba su 24º título de Grand Slam. Tras semejante desilusión, y con casi 40 años, ¿volverá a pisar el césped de Londres o de otro gran torneo?
Su último trofeo de Grand Slam fue a principios de 2017 en Australia. Desde entonces, cayó en cuatro ocasiones en la final (Wimbledon 2018 y 2019, y US Open 2018 y 2019).
Con la edad y sus nuevos centros de interés, entre el nacimiento de su hija Olympia en septiembre de 2017 y el lanzamiento de su línea de ropa en 2018, su tarea es cada vez más complicada, frente a jugadoras a las que cada vez impresiona menos.
"El cuadro femenino está muy concurrido. Ahora sí que tienes que hacerte valer. Ya no hay ningún partido que sea una victoria segura. No importa contra quién juegues, tienes que estar preparada. Todo el mundo ha trabajado muy duro para llegar hasta aquí", dijo Williams en vísperas de la edición de este año de Wimbledon, donde soñaba con un octavo título.
Incluso su rival del martes, la bielorrusa Aliaksandra Sasnovich, número 100 del ranking mundial, afirmó lamentar la retirada de la reina Serena con 3-3 en el primer set.
"Yo estaba preparada para jugar al 100%. Estaba preparada mentalmente, estratégicamente y físicamente. Y al entrar en la pista, pensaba en disfrutar del tenis y del ambiente", afirmó, subrayando que para ella era "una suerte jugar contra Serena", aunque todo acabó en una "triste historia".
Gracias a la tecnología
La estadounidense abandonó la pista en lágrimas con una lesión en la pierna derecha.
Ha sido capaz de superar los numerosos problemas de salud que han asolado su carrera, pero con algunos años menos y con más ganas de jugar y ganar que en los últimos tiempos.
"Creo que hoy en día se puede jugar más tiempo, especialmente gracias a la tecnología", afirmó antes del inicio de Wimbledon.
"La forma de enfocar el juego, la forma de recuperarse, cómo están hechos nuestro calzado y el equipamiento. Creo que la tecnología ha sido muy importante para que Roger (Federer, que cumple 40 años en agosto) y yo podamos jugar durante tanto tiempo", aseguró.
Pero desde que llegó al más alto nivel a finales de los años 90, Serena ha estado sometida no sólo a la presión física de su juego ultrapotente que durante mucho tiempo abrumó a sus oponentes, sino también a la monstruosa presión psicológica de ser la jugadora a batir.
"Soy Serena"
Al principio, esa presión "me hizo mejorar", explicó.
"Desde que gané el Abierto de Estados Unidos en 1999 he tenido una X en la espalda. Cuando las jugadoras se enfrentan con tanta fuerza a mí en cada torneo, en cada partido, eso te haces más fuerte", aseguró.
La decepción de la derrota se multiplica cada vez que la jugadora que la vence no pasa la siguiente fase.
"Es duro mentalmente cuando una jugadora te gana y luego es eliminada en la siguiente ronda, casi siempre. Pero al fin y al cabo, por eso soy Serena", dijo.
Para gestionar todos los componentes de su vida y su carrera, la menor de las hermanas Williams lleva años ajustando su calendario de torneos.
"No creo que hubiera podido jugar tanto tiempo si hubiera jugado todas las semanas", asegura. "Pero por otro lado, si se gana mucho, se juega mucho".
Ahora juega mucho menos. Desde su último título en Auckland, en enero de 2020, Williams solo ha disputado 11 torneos, siendo su mejor resultado unas semifinales en el US Open de 2020 y en el Abierto de Australia de 2021.
Desde el comienzo de su carrera, en 1995, sólo había abandonado una vez en un partido de Grand Slam (en la tercera ronda de Wimbledon en 1998).
¿Encontrará ahora la fuerza necesaria para superar la terrible decepción de Londres antes de que comience el Abierto de Estados Unidos el 30 de agosto?
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