Las "becas"
Cada vez es más común escuchar de juegos NFT en las calles, sobre todo en barrios de clase trabajadora de Caracas.
El encargado de un abasto salta e interrumpe a un grupo que conversa sobre el tema. "¡¿Están hablando de 'Plant'?!", pregunta emocionado. "Yo quiero meterme".
Una muestra de la atracción que generan estos juegos, es que entre los 50 sitios web más visitados en Venezuela, según el índice Alexa de Amazon, figuran Plant Vs. Undead en el lugar 18, y en la posición 35 está Axie Infinity, otro juego NFT en el que el usuario lucha con criaturas llamadas "axies" que se digitalizan también como tokens canjeables por dinero.
El juego Axie Infinity requiere una inversión mucho más alta, de unos 1.000 dólares, para poder participar.
"Estas plataformas de juego que remuneran a sus participantes se han convertido, en países hiperinflacionarios como Venezuela, en opciones de generación de ingresos adicionales al trabajo formal, jugando una hora, tres, cuatro al día", explica Aaron Olmos, economista e investigador universitario en el área de criptoactivos.
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Olmos advierte que los juegos "crean su propia economía". Los NFT "salen con un precio base que comienza a crecer en la medida que los jugadores se entusiasman", pero también pueden caer de valor, enfatiza.
Una modalidad que cobra fuerza son las "becas": un inversionista paga el acceso al juego y contrata a un jugador, muchas veces adolescente, para generar ingresos y rentabilizar su inversión.
"Una cuenta de Axie (...) puede dar en promedio 500, 400 dólares al mes con una beca", y eso alcanza "para sostener a una familia", explica Yerson Rivero, que invierte en criptoactivos y juega NFT.
La canasta alimentaria es de 220 dólares en Venezuela, según estimaciones privadas. Y un sueldo mínimo equivale a 2,5 dólares mensuales.
Yerson instaló con Jesús Almerida y otros amigos una discreta oficina en el fondo de un taller mecánico para invertir en criptoactivos. Tienen tres computadoras y que pasan los días regando plantas virtuales.
"La criptomoneda es un negocio a futuro", afirma de su lado Jesús. "Decidí que en lo que tuviera un buen capital iba a (...) crearle una criptobilletera a cada uno de mis hijos (...) para pagar su universidad".
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