Aunque no está categorizado como una enfermedad, diversos estudios señalan que la transición de las vacaciones a la rutina, ya sea de estudio o de trabajo, puede desencadenar el síndrome postvacacional, una afección con síntomas emocionales y físicos que perjudica el rendimiento de quienes lo padecen.
Por supuesto, los más pequeños de la familia no están exentos de experimentar este síndrome y podrían ser más vulnerables debido a que es muy probable que carezcan de las herramientas que les faciliten retomar las clases luego del tiempo fuera del colegio.
“Durante las vacaciones, el ritmo de vida sufre cambios significativos (...) desaparece la dinámica de trabajo (o de estudio), mientras que los periodos de descanso se prolongan. La siesta a mediodía adquiere una mayor importancia; la hora de acostarse se retrasa y lo mismo ocurre con la de levantarse”, explica una publicación de la Clínica Universidad de Navarra (España).
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Síntomas del síndrome postvacacional
A raíz del cambio en los hábitos, el biorritmo se altera y regresar a la rutina resulta un cambio brusco para el organismo. De esta manera, el síndrome postvacacional se manifiesta con los siguientes síntomas:
- Apatía por el colegio.
- Irritabilidad.
- Falta de concentración durante la jornada escolar.
- Cansancio.
- Sueño en horario de clases o insomnio por las noches.
- Problemas estomacales
En la mayoría de los casos, el síndrome postvacacional no dura más de dos semanas pero podría tener consecuencias en la percepción del estudiante sobre su entorno, dificultando la adaptación al nuevo año escolar, su capacidad de socializar y el rendimiento académico.
A raíz del cambio en los hábitos, el biorritmo se altera y regresar a la rutina resulta un cambio brusco para el organismo.
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Recomendaciones para el regreso a clases
Acompañar es fundamental
Acompañar al niño o niña en su proceso de adaptación de regreso al colegio es esencial, pues no cuenta con las herramientas para facilitarse a sí mismo esa transición. Retomar la rutina en familia evitará que se perciba volver al colegio como una situación que solo le afecta a él o a ella.
Anticiparse a la rutina
No se debe esperar el primer día de clases para levantarse temprano o dormir a una hora adecuada. Al menos una semana antes, retome de a poco los horarios de despertar y acostarse, acorte las siestas, si es que las hay, y restablezca los tiempos de las comidas.
Hacer un breve repaso de las lecciones del año anterior le facilitará al estudiante estar más orientado durante las clases.
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Promover el entusiasmo
Comprar juntos la lista escolar, hacer un cambio de look o visitar las instalaciones si el colegio es nuevo ayudarán a despertar el entusiasmo del menor sobre su año escolar o, al menos, le será más tangible la idea del regreso a clases y no representará un cambio repentino.
Actividades extracurriculares
Retomar o comenzar hobbies al tiempo que se regresa al colegio también incentiva la motivación. Las clases de fútbol, de danza, de música o de pintura dentro o fuera del plantel contribuyen a mantener un buen estado de ánimo, desarrolla la creatividad, mejora su autoestima y previene la ansiedad o el estrés.
Recuerde que estas actividades tienen que estar equilibradas con los compromisos escolares y no deben representar una presión adicional para los estudiantes.
Atención a la salud mental
Escuchar lo que piensa o siente el menor sobre su nuevo año escolar es útil para guiarlo a afrontar miedos o frustraciones y ayudarle a conseguir sus metas académicas y personales.
Fuente: El Universal.
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