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Influenza b: estos son los síntomas que podrían poner en riesgo su salud
La influenza B, una variante común del virus de la gripe, puede pasar desapercibida debido a sus síntomas iniciales similares a un resfriado. Sin embargo, su rápida progresión puede poner en riesgo la salud, especialmente en personas vulnerables.

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Colprensa
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Miércoles, 16 de Octubre de 2024

La influenza B, uno de los tipos más comunes del virus de la gripe, suele ser pasada por alto en comparación con otras variantes, como la influenza A. Sin embargo, su impacto en la salud no debe ser subestimado, ya que puede provocar complicaciones graves, especialmente en personas vulnerables. Esta cepa del virus afecta principalmente a los seres humanos, y aunque los síntomas pueden ser similares a los de un resfriado común, sus consecuencias pueden ser mucho más peligrosas.

A continuación, le contamos cuáles son los principales síntomas de la influenza B y por qué es importante prestarle atención antes de que la enfermedad se complique.


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Principales síntomas de la influenza B

El cuadro clínico de la influenza B suele iniciarse de manera abrupta. Las personas infectadas experimentan un malestar general que incluye fiebre alta, dolores musculares y cansancio extremo. Este tipo de síntomas puede hacer que muchos confundan la influenza B con una gripe común o incluso con fatiga general. Sin embargo, el problema radica en la rápida progresión de la enfermedad y en su capacidad para desencadenar complicaciones serias.

Uno de los primeros y más evidentes síntomas de la influenza B es la fiebre, que suele superar los 38 grados Celsius. Esta fiebre suele estar acompañada de escalofríos intensos, un signo de que el cuerpo está luchando contra la infección viral. A diferencia de un resfriado común, donde la fiebre es baja o ausente, la temperatura alta es un indicativo clave de la presencia de esta enfermedad.


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El problema es que, en muchas ocasiones, la fiebre intensa puede dar lugar a cuadros de deshidratación, mareos y una fatiga generalizada que afecta el bienestar de la persona infectada. En casos graves, la fiebre alta puede desatar convulsiones, especialmente en niños pequeños o en personas mayores, cuya capacidad para regular la temperatura corporal está comprometida.

Junto con la fiebre, otro de los síntomas más comunes de la influenza B son los dolores musculares y articulares. Estos dolores suelen ser debilitantes y afectan a todo el cuerpo, lo que dificulta realizar actividades cotidianas. Esta sensación de malestar es el resultado de la respuesta inmunitaria del cuerpo al virus, ya que el sistema inmunológico envía células a combatir la infección, provocando inflamación en músculos y articulaciones.

El cansancio extremo que se experimenta puede durar varios días, lo que aumenta el riesgo de deshidratación y complicaciones secundarias, ya que muchas personas no se hidratan ni se alimentan de manera adecuada mientras están postradas por la enfermedad.

La tos seca y persistente es otro de los síntomas característicos de la influenza B. A medida que avanza la enfermedad, la tos puede empeorar y estar acompañada de dolor en el pecho o dificultad para respirar. Esto puede ser particularmente alarmante para las personas con enfermedades respiratorias previas, como el asma o la bronquitis, ya que el virus puede desencadenar crisis respiratorias severas.

Además, la congestión nasal y el dolor de garganta suelen acompañar a la tos, generando una sensación general de incomodidad y agotamiento. Estos síntomas pueden durar hasta dos semanas, y en casos graves, llevar a complicaciones como neumonía o bronquitis.


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