Son semillas nativas que han desafiado al cambio climático y, para apoyarlas, en El Salvador decidieron hacerles un 'back up'. Como dice Mario Parada, responsable del proyecto, "es como un arca de Noé, pero no llevamos animales sino vegetales".
"Las utilizaríamos en el futuro si tuviéramos algún problema de una sequía, enfermedad o insecto que pudiera aniquilar estas plantas. Si eso pasara, podríamos tomar esa semilla de esta arca de Noé y sembrarla en el campo", explica Parada, un entomólogo y fitopatólogo formado en la Universidad de Misisipi, Estados Unidos.
Granos carmesí, verdes, amarillos o de un morado intenso se secan y coleccionan en depósitos plásticos, sobres y bolsas especiales que los conservan al menos durante 20 años, en la estación experimental de San Andrés, 34 km al noroeste de San Salvador.
El banco guarda "semillas criollas de 300 especies", explica Parada, director del Banco de Germoplasma del estatal Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal Enrique Álvarez Córdova (Centa).
La bondad que tienen las semillas nativas es que son especies que "tienen una cierta resistencia, son resilientes al cambio climático, y esa es la importancia de conservarlas", agrega.
El corredor seco
La idea de proteger las semillas de sequías surgió en 1993 y se consolidó en los últimos años en virtud de que El Salvador está enclavado en el denominado corredor seco, una zona vulnerable a eventos climáticos extremos y paralela a la costa del Pacífico desde Guatemala hasta Panamá.
La FAO estima que en este parte del territorio centroamericano se producen "períodos largos de sequía" y en algunas ocasiones lluvias intensas que afectan "la seguridad alimentaria" de las poblaciones locales.
Son comunidades donde el 80% son productores que dependen de la agricultura o ganadería de subsistencia y viven en pobreza, por lo que muchos se ven obligadas a migrar.
"Las semillas nativas han desafiado el cambio climático y dan un valioso aporte a la seguridad alimentaria, por eso conservarlas es una necesidad", comenta a la AFP el presidente de la no gubernamental Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), Mauricio Sermeño.