En la madrugada de éste viernes, un grupo de indígenas de la comunidad Misak derribó una estatua del fundador de Bogotá, Gonzalo Jiménez de Quesada, que estaba ubicada en la céntrica Plazoleta del Rosario.
En los videos, que los mismos nativos suministraron, se escucha decir “viva el paro nacional. Viva el movimiento de las autoridades indígenas de Colombia”. Incluso en declaraciones a medios consideraron que lo hechos era “una limpieza, una sanación espiritual, derrumbando a este masacrador y violador número uno de aquí de Bogotá”.
El pasado 28 de abril en Cali, también un grupo de indígenas tumbó la emblemática estatua de Sebastián de Belalcázar.
También en el marco del paro nacional se han tumbado en Neiva la estatua del expresidente de la República, Misael Pastrana Borrero, como también la de Diego de Ospina y Medinilla, ubicada en el parque Santander.
En Pasto, sucedió lo mismo con la figura del prócer de la Independencia, Antonio Nariño, y en Manizales fue igual con la de Gilberto Álzate Avendaño.