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Colombia
Esta pandemia es como un tsunami que lo arrasa todo: enfermero colombiano en EEUU
Luis Enrique Farfán cuenta a La Opinión  la magnitud de una tragedia que aún no llega a su pico más alto en ese país. 
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Jhon Jairo Jácome Ramírez
Viernes, 3 de Abril de 2020

Este jueves, el mundo sobrepasó el millón de contagios por COVID-19, y Nueva York se convirtió en una de las ciudades donde esta pandemia ha golpeado con más fuerza, contabilizando 47.439 contagiados y 1.374 muertos. 

En esta ciudad, a más de 4 mil kilómetros de su hogar, Luis Enrique Farfán Medina (44 años), enfermero de la Pontificia Universidad Javeriana, con especialización en cuidado intensivo, lucha por evitar que el coronavirus se propague y se siga cobrando más vidas.

Luis Enrique Farfán lleva viviendo en New York más de 10 años. Allí logró su maestría en enfermería avanzada (‘Nurse practitioner’) en la universidad de Nueva York, y actualmente trabaja como enfermero avanzado en la unidad de cuidado intensivo cardiovascular del Hospital de la Universidad de Columbia (Columbia University Medical Center).

En medio de sus agitadas jornadas de trabajo, Farfán concedió esta entrevista a La Opinión. En ella, cada una de sus respuestas deja entrever la magnitud de una tragedia que, según sus palabras, aún no ha llegado a su pico más alto. 

(Vista general del Hospital de la Universidad de Columbia ubicado en Manhattan. Luis Enrique Farfán trabaja hace 8 años allí, en el que albergan 300 pacientes con coronavirus.)

¿En qué hospital está trabajando actualmente? ¿Cuánto tiempo lleva allí?

Llevo 8 años en el Hospital de la Universidad de Columbia (Columbia University Medical Center), ubicado en Manhattan. Seis años como enfermero de la unidad médica de cuidado intensivo, y dos años como enfermero avanzado en la unidad de cuidado cardiovascular. 

¿Cómo está el tema de los contagiados por COVID-19 en este lugar? ¿Cuántos pacientes tienen actualmente, hospitalizados y en UCI?

En estos momentos tenemos 300 pacientes con COVID-19, de los cuales el 25% está en la Unidad de Cuidado Intensivo (UCI). En la unidad donde trabajo, que es la cardiovascular, tenemos 30 camas ocupadas con estos pacientes; incluso, la unidad neurológica también tocó adaptarla para recibirlos. La única unidad que no alberga pacientes COVID-19 por ahora, es la cardiotorácica, donde ubicamos a las personas que han sido trasplantadas y debemos proteger a toda costa para que no se contagien. Además, para poder aumentar la capacidad, se habilitaron nuevas UCI en las salas de cirugía, donde también nos tocó ubicar de a dos pacientes por un ventilador.  

En esa misma línea, ¿cómo está la capacidad operativa en este lugar? ¿Tienen suficiente personal médico e insumos para hacerle frente a la crisis?

En estos momentos, a pesar de la dureza de la situación, podríamos decir que sí. Las dos compañías que están encargadas de la operación del Hospital han logrado adecuar el lugar para recibir a todos los pacientes que nos han llegado. El Hospital diariamente entrega un parte de las modificaciones que ha hecho y lo que se puede ver es que la respuesta ha sido acorde a las necesidades que se nos han presentado. Incluso, en el Hospital las distintas áreas médicas que se tienen, se han unido para empezar a investigar de qué otra manera se le puede hacer frente a la crisis. 

¿Cree que Nueva York ya desbordó su capacidad de atención y que podría afrontar una crisis aún peor?

Lastimosamente Nueva York aún no ha llegado al tope de la crisis, hasta ahora estamos empezando a llenar las UCI y en algunos lugares como Queens ya se siente que la capacidad médica instalada es insuficiente. Además, la morgue de la ciudad ya se llenó y por eso se debieron habilitar vehículos especiales para mantener los cadáveres refrigerados mientras se abre espacio en este lugar y puede volver a recibir cuerpos. El Centro de Convenciones, que es un lugar inmenso, fue tomado por el Ejército para habilitar un hospital donde se traten pacientes que no tengan COVID-19 y el presidente Donald Trump envió un barco hospital con capacidad para 1.000 camas, donde también se tratarán pacientes con afectaciones de salud distintas al coronavirus. Todo esto es con el fin de dejar libres los hospitales para hacerle frente a la pandemia. 

¿Qué ha sido lo más difícil que ha tenido que afrontar en este tiempo?

Tener que ver cómo a los pacientes a los que la enfermedad ya les ha afectado de una manera irreversible, se les debe suspender el tratamiento porque este no surte ningún efecto, e insistir en tratarlos podría conllevar riesgos para el personal médico que los asiste. Cuando un paciente de estos muere, es cuestión de minutos para que su cama sea ocupada nuevamente por otro más. Es muy duro, física y espiritualmente, vivir esta situación, porque uno, además de brindar atención médica al paciente, debe lidiar con los dramas de sus familias, a las que toca contactar telefónicamente porque les está prohibido acercarse al hospital. 

¿Cómo se protege de un posible contagio? ¿Teme contagiarse? ¿Ha visto a compañeros suyos contagiarse?

En el Hospital disponemos de máscaras N95, que son las que mejor protegen. Además, sobre esta nos ponemos una lámina de plástico para proteger el área de los ojos y un gorro para evitar que el cabello haga contacto con la parte ocular. Al llegar al Hospital, una máquina nos provee siempre de uniformes que se desechan al terminar cada turno. El área de limpieza mantiene un control permanente sobre los espacios comunes para evitar que el virus se disperse y en las rondas médicas, al igual que en todos los espacios del Hospital, está prohibido que las personas se acerquen a menos de un metro de distancia. Algunos compañeros ya se han infectado y permanecen en aislamiento. El caso más grave es el de un cirujano que hizo un trasplante de hígado y el donante resultó positivo por COVID-19, contagiándolo a él también. Actualmente este doctor permanece en la UCI. 

¿A qué cree que se debió el hecho de que la pandemia les cogiera tanta ventaja en la ciudad?

Creo que las autoridades se demoraron mucho en impedir que los extranjeros siguieran llegando a la ciudad y que personas venidas de otros estados del país ingresaran hasta Nueva York. También creo que las autoridades subestimaron la gravedad de la pandemia y se tardaron en adoptar medidas que ya estaba comprobado que habían servido en otros lugares del mundo.  

Emocionalmente, ¿cómo le afecta todo esto? No debe ser fácil lidiar con tanto estrés...

No ha sido fácil el hecho de que el Hospital no tenga visitas porque los familiares de los pacientes no se pueden acercar, de que todo toque hacerlo a través de llamadas y de que incluso nos toque pedirles que llenen un formulario en el que desisten de que su ser querido sea reanimado cuando ya no haya nada qué hacer. También es muy difícil ver morir a estas personas solas; a veces se le permite a un solo familiar ir al Hospital con la condición de que no tenga contacto con el cuerpo, y de que lo vea a través de una ventana. Esas escenas son desgarradoras. Los niveles de estrés son muy altos y es imposible desligarse de todo lo que sucede en el Hospital cuando se va a casa. Las preocupaciones y esas escenas, se quedan con uno. 

¿Cómo ve la situación de Colombia? ¿Cree que han sido suficientes las medidas para evitar la propagación del virus?

El gobierno se tardó mucho en prohibir el ingreso de personas al país. Eso pudo haber influido en la llegada de más casos provenientes de lugares donde el virus ya había afectado bastante a la población. También creo que en Colombia muchas personas aún no entienden que esto es muy serio, creen que no va a ser tan grave como en otros países y se están tomando la cuarentena a la ligera.

La pandemia es como un tsunami, al principio usted puede ver que la cosa no es tan grave, pero cuando llega, arrasa con todo porque los casos se disparan de un momento a otro y es ahí cuando la capacidad instalada falla o es insuficiente. Cuando esto se dispare en Colombia, no van a tener tiempo de reaccionar ni de conseguir los recursos para hacerle frente. Por eso la mejor recomendación es quedarse en casa, evitar salir a la calle y no exponerse al virus. La cuarentena puede salvar muchas vidas.

Finalmente, ¿cuánto cree que le pueda tomar al mundo sobreponerse a esta crisis?

No creo que alguien pueda vaticinar una fecha exacta, pero quizás sobre junio o julio ya se haya podido estabilizar el número de contagios en el mundo. Sin embargo, las consecuencias económicas y sociales que se van a derivar de esta crisis van a ser muy graves y sobreponerse a la misma va a tomar muchos años. 

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