El lujoso apartamento 901, ubicado en la calle 92 de Bogotá, en el que vive el presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa Barragán, lo tiene dando más explicaciones. Primero fue por las suspicacias que generó en el momento de su traspaso en el que aparecía Serafino Iacono, petrolero ligado a Pacific Rubiales, así como su conexión con la empresa Princeton International Holdings, una compañía registrada en las Islas Vírgenes, un conocido paraíso fiscal. Segundo, porque el valor que se pagó por él, 1.800 millones de pesos, es inferior al de otros inmuebles similares en ese edificio y zona del norte de la capital del país.
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El asunto por el que salió ahora a responder en una entrevista que concedió a la revista Semana, en la que apareció posando en portada con su pareja Julián Caicedo, es que el presidente de la empresa más importante del país dice haber contratado una remodelación por 300 millones de pesos para el cuestionado apartamento, pero en realidad dicho trabajo habría terminado costando 2.300 millones, según Johny Giraldo, el encargado de la remodelación, quien además alega que ya le pagaron $2.000 millones y le deben los 300 que harían falta.
Ese dinero supuestamente fue entregado en cajas de cartón en Llano Grande, a las afueras de Medellín. Roa lo niega, pero no termina de explicar bien las cuentas. “Yo, nunca he mandado a pagar un monto de esos”, dijo.
Según el exgerente de campaña del hoy presidente Gustavo Petro, tuvieron un cupo inicial por un monto de 300 millones de pesos que estaría dedicado a realizar mejoras en el polémico apartamento. Sin embargo, argumenta Roa, ese valor fue cambiando porque pasó el tiempo, “había mucha gente acá trabajando, puliendo los pisos, pintando las paredes, poniendo enchapes en las puertas, tumbaron un pequeño muro y se amplió la puerta de la cocina”.
Como supuestamente no le entregaron ni soportes ni recibos de la inversión que se iba haciendo en la remodelación, dejó el pleito en manos de su abogado. Consultado por los detalles de ese trabajo, Roa explicó que la remodelación ha consistido en “un mueble, dos muebles que se cambiaron, el piso se pulió y se pintó. La supuesta remodelación no fue más. Arriba se pusieron un par de pérgolas en la terraza, unas estructuras con vidrio, madera y ya. Y ese jardín que ve acá”.
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Por su parte, su pareja Julián aseguró que la mayor adecuación fue transformar un balcón en un jardín interior. El argumento de la pareja es que si hubieran sabido que la remodelación terminaría constando 2.300 millones, nunca la hubieran aprobado porque con ese dinero, incluso, hubieran podido comprar otro apartamento.
“Hay un conflicto por el valor con las personas que hicieron las mejoras. En algún momento tendrá que resolverse. No he pagado 2.000 millones de pesos, y no los voy a pagar. Es más, pedí una auditoría forense para determinar cuánto valen las mejoras que se hicieron”, aseguró Roa.
El lío mayor es que los 2.000 millones, que según Johny Giraldo, Roa sí le pagó, habrían provenido del empresario William Vélez, un antiguo jefe de Roa en la Empresa de Energía de Honduras. Vélez y Roa desmienten esa acusación.
“Al menos yo, nunca he mandado a pagar un monto de esos. Y con el doctor William Vélez, ya que usted lo menciona, jamás he tenido un vínculo distinto al profesional que tuve, casi tres años trabajando en su proyecto en Honduras, en Tegucigalpa. Es un empresario con una gran cantidad de negocios en muchos países. En Colombia tiene muchos, entiendo que en Ecopetrol también. Cuando supe que se trataba de una empresa del Grupo Ethuss, mi antiguo empleador, tomé la decisión de marginarme de conocer, saber o decidir algún aspecto en esa negociación que estaba desde 2012”, respondió Roa a Semana.
Roa insiste en que Vélez no se ha beneficiado en ninguna forma desde que es presidente de Ecopetrol, “ni se va a beneficiar mientras yo esté ahí”.
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Sobre Serafino Iacono, antiguo dueño del apartamento que adquirió Roa, y quien se mueve en sector petrolero, el presidente de Ecopetrol aseguró que ha compartido socialmente en dos o tres ocasiones, “pero jamás interactúe con él para esto (la compra del apartamento)”. Serafino figuraba como CEO de NG Energy International Corp, una firma de exploración y producción que busca crecer en el negocio del gas en Colombia y que tiene una participación del 72% en el bloque Sinú 9, en Pueblo Nuevo, Córdoba, lo que levantó sospechas de conflictos de interés. Sin embago, Roa ha dicho que ni durante el proceso de compra del apartamento, ni antes de su llegada a Ecopetrol, conoció ni escuchó el nombre de Serafino Iacono.
“Puedo decirlo con tranquilidad, jamás supe que esto (el apartamento) era del señor Serafino. Es más, hubiera sabido que el apartamento era de él y que yo iba para la presidencia de Ecopetrol, habría tomado una decisión contraria”, explicó ahora a Semana.
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