Hace dos días, una de las tantas malas noticias que se suelen transmitir en la televisión con alcance nacional, daba cuenta del número de muertos y heridos, así como para variar, de los cuales son víctimas los peatones en este país del sagrado Corazón. La información no especificaba cuántos de estos eran de Cúcuta y su área metropolitana, pero muy seguramente están incluidos en esa estadística varios de nuestros paisanos.
Lo pasmoso del asunto es que los datos son presentados como meros números y no resisten ningún análisis, simplemente ocurren en este país y así son registrados
Lo primero que se me ocurre al oír que murieron 708 personas en condición de peatones, es que todas esos accidentes fatales pudieron haber sido prevenidos, por las circunstancias en que ocurren, porque el patrón es el mismo, invasión de la calzada por parte de los transeúntes y en muy contadas ocasiones porque se desviaron los vehículos al espacio propio de los peatones en andenes y sitios aledaños.
Lo mismo podrá haber pasado con los más de tres mil heridos que se produjeron por esta causa en el año 2014.
La imprudencia es la constante en ese tipo de situaciones, porque las normas vigentes y de obligatorio cumplimiento para los de a pie, no se cumplen y en el peor de los escenarios, no se conocen por parte de los ciudadanos. Cruzar la calle por sitios no autorizados, el no uso de los puentes peatonales, son comportamientos reiterados que traen las consecuencias conocidas.
La prevención se impone para corregir estas cifras, disminuirlas e incluso el propósito debería ser hacerlas desaparecer. Educar desde la niñez es la conducta más apropiada en este y otros casos que tienen que ver con nuestro comportamiento ciudadano. Pero para desgracia de los niños, la cátedra de civismo, otrora muy importante en las escuelas y colegios ha desaparecido. Tal vez ahora los muchachos sepan más de competencias ciudadanas y conozcan la constitución, la tulela y otras arandelas que tienen nuestras leyes, pero no saben que la cebra está pintada y diseñada para atravesar la calle justo en ese espacio, en la esquina y no a mitad de cuadra.
Este como otros casos son claros ejemplos de hechos desgraciados que provocan sufrimientos, los cuales podrían ser solucionados con educación en el momento oportuno, en la niñez, al tiempo que aprenden conceptos, ciencia y matemáticas. Eso nos hará más grandes y mejores.