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Acorralados
El mandatario bolivariano fue enfático al afirmar que esto es apenas la punta del iceberg y que no ahorrará esfuerzos para alcanzar sus objetivos.
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Sábado, 29 de Agosto de 2015

Estos días han sido de dura prueba para Colombia, pues en apenas semana y media se han presentado tres delicadas situaciones en sus fronteras: Ecuador declaró Zona Deprimida a la frontera con nuestro país por las amenazas que para su economía representa la devaluación del peso($), el presidente de Nicaragua nos recordó en un efusivo discurso el cumplimiento del fallo de la Corte Internacional de Justicia sobre aguas territoriales y el presidente Maduro ordenó el cierre indefinido de la frontera con Cúcuta.

El mandatario venezolano declaró el Estado de Excepción (suspensión de garantías) en cinco municipios fronterizos.

Pero lo más grave está sucediendo en esta parte del territorio con el desplazamiento inhumano, cruel y despiadado a que han sido sometidos los colombianos residentes en Venezuela, especialmente en la zona fronteriza.

El mundo entero ha observado las imágenes de personas atravesando el rio en medio de la angustia con los pocos enseres que se les permite sacar y con niños llorando por el miedo y el hambre, así como a personas de avanzada edad en precarias condiciones de salud.

Mientras al otro lado del río los guardias exhiben sus poderosas armas, en el lado colombiano nuestros policías armados con bolillos ayudan a sus compatriotas a retornar a su patria.

Impactantes, por demás, los letreros colocados en las casas de propiedad de las personas desalojadas y sacadas represivamente del país vecino.

En algunas de estas viviendas se ve la letra R para indicar que ha sido revisada, en otras sobresale la letra D para aclarar que será demolida y en algunas paredes de las casas arrasadas se alcanza a ver la A.

Estas letras, así colocadas, y las murallas levantadas en los puentes para impedir el paso de los colombianos, recuerdan a la República Democrática Alemana.

Es comprensible que esta dura acción se debe en gran parte a la crítica situación económica por la que atraviesa Venezuela, pues con la salida de los colombianos que Chávez recibió en la época de la bonanza de dólares y bolívares se logrará un mejor cubrimiento con los escasos recursos de primera necesidad disponibles.

Por esto, la deportación de colombianos se mantendrá, por lo menos, hasta las próximas elecciones legislativas.

El mandatario bolivariano fue enfático al afirmar que esto es apenas la punta del iceberg y que no ahorrará esfuerzos para alcanzar sus objetivos.

Para quienes residimos en esta parte de la frontera será una dura prueba luego de décadas de dependencia del vecino país. Este golpe nos ha despertado para que contemplemos la nueva realidad. Como parte positiva logramos que el presidente se hiciera presente con algunos de sus ministros y colaboradores para conocer de cerca la realidad. Además, hemos recibido las manifestaciones de solidaridad de los colombianos.

Este es indudablemente un duro reto y el éxito dependerá de la buena aplicación que demos a nuestras fortalezas. Como decía el poeta: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.

 

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