Es importante destacar el registro de la cifra del crecimiento económico en el año anterior que llegó al 10,6%, una de las más altas de América Latina y muy por encima del promedio regional. Seguramente ese indicador nos ha significado un mejor resultado en muchos procesos desde el punto de vista económico y social, en donde ha estado de por medio la angustiosa recuperación por el efecto de la pandemia.
Pero no podemos perder de vista, que existen amenazas en el entorno, que es bueno atacar de inmediato y con acierto, para no aguar la fiesta y poder estar en condiciones de sostener la tendencia, de tal manera que la cifra no aparezca solitaria en un escenario futuro.
Por ejemplo, estamos en un proceso electoral y es bueno actuar con responsabilidad frente al escenario económico actual, pues los mensajes distorsionados envían señales negativas a los inversionistas que, frente a panoramas favorables, como los que ofrecen países como Estados Unidos, prefieren llevarse sus capitales a escenarios más seguros y tranquilos, recortándole a nuestro país su capacidad de inversión para impulsar procesos productivos y de generación de empleo.
Por otro lado, el fenómeno de la inflación hay que atacarlo con decisión, pues quienes más sufren con un efecto inflacionario alto son los pobres, que podrán comprobar que su ingreso les alcanza menos para cubrir sus mismas necesidades básicas. El registro de enero fue de 1,67% y el corrido anual alcanzó la cifra de 6,94%, lo que ya comienza a inquietar bastante a quienes se ilusionaron con los incrementos salariales de este año.
Ahí podemos encontrar cifras de enorme inquietud, como el alza en alimentos en extremo básicos como el huevo, que se ha incrementado un 22,48%, el pollo 26,85%, la carne 34,86% y los alimentos en general con un 19,94%. El problema grave que se nota en la demanda, tiene que ser solucionado a la mayor brevedad. ¿Disminución de la producción? ¿problemas de transporte y comercialización? Lo que sea merece un plan de choque urgente.
Y no hay que perder de vista el problema que se viene observando por culpa de la devaluación de la moneda, pues el dólar, ya instalado cerca de los $4.000, sube el precio de los insumos, muchos de los cuales utiliza el sector de alimentos como la producción de huevo y otros; también el renglón de maquinaria y equipos, de los cuales el sector agropecuario, y en general de alimentos, necesita tanto, sin detenernos a pensar en todos aquellos que se han endeudado en dólares.
El gobierno y el Banco de la República tienen una enorme tarea por estos días, pues esos ajustes son absolutamente indispensables, cuando ya se acerca el comienzo del tercer mes del año y el panorama sigue con esa tendencia, en donde lamentablemente está incurso también casi todo el mundo, incluidas las grandes economías que también están padeciendo el fenómeno inflacionario.