Las cifras lo evidencian todo: en Colombia el 52% de las personas que terminan bachillerato, no pueden ingresar a la universidad, pues sus posibilidades se lo impiden. Pero fuera de eso, dentro del estrato uno, sólo el 10% puede continuar un plan de estudios. Pero, además, del total de personas que ingresan a la educación superior, el 50% desertan en cualquiera de las etapas del proceso.
El Icetex, con muy buen criterio, fue creado para apalancar el proceso de ingreso y permanencia en la educación superior, pero las mismas cifras señalan que su estructura, fines y herramientas no cumplen con las expectativas de la necesidad social que la educación requiere, para lograr no solo un avance en materia de derechos y acceso a servicios básicos, sino un esquema de oportunidades que permita un mayor desarrollo del capital humano.
El Icetex atiende actualmente a 604.000 usuarios, en donde aproximadamente el 20% se encuentra en mora considerable.
Lo que se discute es, no solo una mayor capacidad presupuestal para ampliar el círculo de beneficiarios, sino lo que debe ser un esquema de acompañamientos para que quienes ingresen al programa puedan permanecer y, además, concluir con éxito su proyecto educativo.
El organismo necesita mayores coberturas, por lo menos triplicar su operación, pero además fortalecer su papel dentro del proceso, diseñando esquemas de acompañamiento que permitan identificar las dificultades, no solo las económicas, sino los escollos en el aprendizaje, los atascos en los problemas personales, el apoyo para la obtención de prácticas y todo un esquema para la identificación de oportunidades, una vez se concluyan los estudios; esto sin perder de vista la continuidad del proceso a través de las opciones de posgrados, pues los ciclos de educación en una persona no concluyen nunca, deberán acompañarlos durante el resto de sus vidas, para que su proyecto sea en verdad productivo y acorde al proceso evolutivo del conocimiento.
Ahora se dice que, para poder diseñar una reforma, es necesario aprobar una ley que defina las herramientas indispensables para poder aplicar alternativas; ojalá se apele a los mejores criterios al respecto, así como a experiencias exitosas de otros países, para que de una vez por todas se pueda contar con esas facultades que se necesitan con suma urgencia. Colombia tiene que exhibir mejores cifras al respecto, pues la educación tiene que ser siempre una prioridad para cualquier sociedad.
No podemos perder de vista, que los grandes esfuerzos de cobertura en educación superior, lo han hecho las universidades privadas y el acceso a ellas requiere de recursos ciertos, que puedan brindar oportunidades a los mas débiles.
Y a todas estas, es necesario definir esquemas urgentes que repotencien las alternativas de los programas técnicos, pues el aparato productivo del país requiere con urgencia esas alternativas de formación calificada, ojalá desde el bachillerato, para que se pueda robustecer la producción nacional.