Como consecuencia del orden público que se vivía en Colombia en la década de los 90, el resto del mundo nos fue cerrando sus fronteras.
Así, de 164 países que exigían visa a los colombianos en 1995 pasó a 167 en 2004.
Pero a partir de esta fecha empezó el descenso de esta desagradable exigencia, aunque no con la velocidad deseada por los colombianos.
Gracias a la gestión del doctor Juan Manuel Santos, quien como presidente ha sido un excelente ministro de relaciones exteriores, el pasado miércoles se firmó en Bruselas el acuerdo entre Colombia y la Unión Europea para eliminar la exigencia de la visa Schengen a los colombianos.
Por considerar que se estaba cometiendo una injusticia, el jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, lideró por más de dos años las gestiones requeridas hasta lograr la eliminación de esta tediosa exigencia.
Se espera que en tres o cuatro meses los gobiernos de los países que integran el territorio Schengen hayan traducido el contenido del acuerdo a los diferentes idiomas, para que al final de 2015 los colombianos podamos viajar a la Unión Europea sin visa y por un periodo hasta de 90 días. Habrá la oportunidad de hacer uso de esta visa dos veces por año, para un total de 180 días.
En 1995 entró en vigencia el acuerdo Schengen, firmado 10 años atrás en la ciudad que lleva este mismo nombre y perteneciente a Luxemburgo.
Este acuerdo establece un espacio común por el que puede transitar toda persona que haya ingresado legalmente o que resida en alguno de estos países firmantes del convenio.
Reino Unido no hace parte y Suiza es muy probable que también se aparte como resultado del referéndum de febrero de 2014 en el que se pide sea restringido el acceso de ciudadanos del resto de Europa a su territorio.
Si a los 35 países a los que hasta ahora podemos ingresar sin visa le agregamos los 26 del territorio Schengen, habremos alcanzado un total de 61.
Aún quedan por abrir las puertas de otros 133 países.
Según los analistas, Colombia es uno de los países más estrictos con los inmigrantes, especialmente para dar visas de trabajo, razón por la cual ha merecido el título del Tibet de América.