La movilidad tiene en su pirámide al peatón como el elemento más importante de la misma, sin embargo, presento a continuación un tema que aunque parezca tonto, cobra especial importancia cuando se evalúa el comportamiento de los ciudadanos cuando caminan sobre andenes, toman un ascensor o hacen uso de las escaleras.
Infortunadamente, muchas personas que conducen han aprendido a conducir un vehículo, pero nunca tuvieron el interés de conocer las normas de tránsito y de ahí que cuando ocupan la posición de peatón, cometen los mismos errores una y otra vez.
Alguna vez a usted le ha sucedido que mientras camina por un andén, se encuentra que adelante van dos personas avanzando lentamente por todo el centro, ocupando el ancho y por más que usted trata de adelantarlos, los mismos ignoran su afán y además se molestan. La situación se repite en un ascensor cuando usted trata de entrar y hay otras personas que en lugar de abrir espacio, se quedan mirando al nuevo ocupante sin entender que necesariamente deben compartir el reducido espacio.
Algo similar pasa en las escaleras eléctricas, toda vez que la gran mayoría de usuarios se adueñan del espacio, bloqueando la oportunidad que pudiera tener un ciudadano de subir con rapidez al siguiente nivel.
Seguramente se pueden citar otros ejemplos, pero el punto radica en que esas mismas personas actoras de la movilidad repiten con alta frecuencia los mismos errores cuando conducen. Para el caso de los caminantes sobre el andén, se traduce en conductores que siempre ocupan la vía, transitando por el centro, ignorando a los conductores de otros automotores que tratan de adelantar sin lograr llamar la atención y además se enfurecen si usted hace uso del pito del vehículo.
Para el caso del ascensor, se puede interpretar cuando hay varios espacios demarcados en un estacionamiento y nunca falta uno torpe conductor que ocupa más de un espacio y pese a que al bajarse se da cuenta su falta de espíritu ciudadano, le parece un gran chiste violar un espacio que no le corresponde, aspecto que es aprobado por los acompañantes del irresponsable conductor.
En cuanto al ejemplo de las escaleras eléctricas se compara con la imposibilidad que le asiste a un conductor de adelantar en una vía porque hay personas que se adueñan del carril izquierdo y no hay poder humano que les aclare en su cerebro, que el carril derecho está destinado al tránsito vehicular a bajas velocidades y hacer caso omiso, genera además de incomodidad para otros conductores, atascos que no debieran sucederse.
Finalmente, lamentar que para la gran mayoría de motociclistas, les aplicaría todas las situaciones antes descritas, con un gran diferencia y consiste que ellos adelantan por donde quieren, se estacionan en lugar que más les plazca y además se irritan con mucha facilidad, amenazado en oportunidades a quienes se atrevan a cuestionar sus reprochable actitudes.
Concluyo que por lo general, las personas terminan conduciendo tal como caminan y cometen los mismos errores una y otra vez, corroborando que es muy escasa o nula la cultura ciudadana.