Inevitables al final del final de cada año. Los hacemos a todo nivel, en un plano personal, el trabajo, la familia y el país. 

Sin duda que la gran incertidumbre de este año que ya se va estuvo marcada por el tema electoral. 

Hace un año por estos días el clima que vivía el país sobre lo que pudiese pasar en las elecciones presidenciales de mayo, era de polarización, de enfrentamientos, de miedos ante la posibilidad de que ganare Petro. 

Los primeros meses de este 2.018 fueron de una verdadera tensión política como hacía unos años no se veía. 

Y llegaron las elecciones, ganó Duque, mucha gente se distensionó, y de alguna manera se creía que con su llegada la economía se reactivaría, volverían los inversionistas, y el país tomaría nuevamente su rumbo. 

Pero esto último no sucedió. Aunque hasta ahora está empezando, la realidad es que nos quedamos esperando el buen gobierno.

Sin duda que el balance más negativo para Colombia en este 2.018 es la evidencia de la pérdida de la lucha contra las drogas. 

Las cifras son incontrovertibles. Hace 10 años el país estaba en unos cultivos cercanos a los 60 mil, y hoy fácilmente pasamos en más de 200 mil. 

Algún analista señalaba que podríamos llegar a un escenario infernal al pasar probablemente a 300 mil. En este 2.018 las peores noticias las recibimos por cuenta del colapso de la zona del sur occidente, que por cuenta del narcotráfico literalmente colapsó. 

Por aquí en el Catatumbo igualmente los hechos acaecidos de muertes y secuestros, nos muestran la vulnerabilidad de esta región. 

Eso que hizo el presidente Duque de enviar más tropas para la zona en una reunión que se hizo en Ocaña, aquí desde hace muchos años sabemos que esa no es ninguna solución.

Termina el año con la expedición por parte de la presidencia de 2 decreticos preocupantes. 

El de la posibilidad del uso de armas por parte de civiles, de tan ingrato y horrorosos recuerdos con el tema de las convivir, y el de la extensión del plazo para la internación de vehículos en las zonas de fronteras. 

Es una forma de aplazar el problema, de no solucionar, de dilatar. Ahí se nos fue el año.

En otro de los temas del 2.018, somos testigos de excepción de ver la tragedia de los venezolanos que atraviesan todos los días la ciudad. 

Estamos en un gran debate lleno de interrogantes y dudas de hasta dónde la inmigración es beneficiosa para el país. 

Lo cierto es que Colombia termina con uno de los impactos demográficos más importantes que hoy en día se ven en el mundo, en cifras que lo dicen todo, como la de que en los últimos 5 años Europa ha recibido cerca de un millón de migrantes, y algunos de sus países no saben como abordar el problema, y nosotros, en año y medio, por nuestra frontera han pasado más de 1.5 millón de venezolanos, y como van las cosas, el año entrante vendrán más.

Termino con una nota de libros, dos de los mejores del año, “El país que me tocó” de Enrique Santos Calderón, y “Lecciones para el siglo XXI” de Yuval Harari. Reflexiones del país y del mundo. Feliz Año.