Una campaña política es una medición de muchas cosas de las que pasan en una sociedad: muestra su estado de ánimo, sus frustraciones, aparecen los problemas más apremiantes, sus sueños y también su nivel cultural. Y justo ahí, en esta campaña para escoger el próximo Presidente del 22 al 26, ha aparecido un rasgo que algo nos decía que no andábamos muy bien, pero lo que no imaginábamos era que estuviéramos tan mal: nuestra cultura política es muy baja, en esta ocasión ha llegado a niveles degradantes. Los últimos videos que han aparecido de Roy Barreras de algo que le llaman “estrategias políticas para enfrentar a sus rivales”, ante todo muestran lo que ya sabíamos, que Roy Barreras no es precisamente un ejemplo de moralidad en Colombia. Es un político pestilente y degradante.
Los colombianos llevamos cerca de ocho meses agotados por lo que escuchamos todos los días en esta campaña: injurias, insultos, despropósitos, amenazas, traiciones, de todo. Ojalá que el próximo domingo a Colombia le suceda algo de lo que decía Charles de Gaulle, la preesencia, “el mejor camino que debe tomar una sociedad en un momento determinado”, y no tanto de lo que decía el excanciller Talleyrand, en asuntos de estado “el poder es sólo un medio para encontrar placer, que le da la oportunidad de apoderarse de todas las cosas sensuales de la tierra, como el lujo, las mujeres y la riqueza”. Estamos saturados de esta campaña, del nivel tan bajo al que llegamos. No era sino escuchar hasta las declaraciones del mismo Ingeniero Hernández, que temía por su vida porque podía ser atacado con arma blanca. Por lo menos el 20 de mayo es probable que ya no escuchemos más insultos, aunque solo falta que pudiera presentarse un capítulo peligroso, el de unos resultados muy ajustados en donde el perdedor no acepte la derrota. Lo único que nos faltaría.
No sé cuál pueda ser el compromiso de Petro en caso de ganar con un político como Roy Barreras, pero ni para imaginar que ese personaje pudiera terminar nombrado de ministro de alguna cartera, hablando y tratando de hacer lo que no sabe. Que lamentable. Y como si a esta asfixiante campaña le hiciere falta algo de picante, como si ya no fuere suficiente con lo que vemos y escuchamos a diario, la captura del senador Mario Castaño saliendo del congreso, y la develación de la manera como había montado una red de corrupción en la que extorsionaba a cualquier joven a quien supuestamente le ayudaba a emplearlo, es otro golpe moral para Colombia. Por ello hace 70 años Jorge Eliécer Gaitán hablaba de “La restauración moral de la nación”. Aún estamos en ello.
Y por el lado del ingeniero también aparecen señalamientos, como el estado del proceso que se le adelanta irónicamente por corrupción al candidato, en circunstancias en las que su misma jefe de prensa el viernes pasado no dejó hablar al propio Rodolfo quien pretendía dar una respuesta a esa acusación. Después de las elecciones del próximo domingo que se nos han convertido en una verdadera encrucijada política, a partir de las cuales el país comenzará a vivir un nuevo e inédito capítulo en la historia, por lo menos, si cabe la expresión, normalizaremos nuestra actividad, nuestras vidas, con un poco de más tranquilidad al prender el radio o la televisión y no escuchar más insultos y agresiones. Eso ya es bastante.