Hay dos elementos infaltables en las festividades de fin de año que incluyen de manera relevante a la navidad, son ellos el pesebre y el árbol de navidad, los cuales adornan vistosamente las casas por esta época. En días recientes en una emisora española plantearon a sus oyentes una pregunta ¿árbol o Belén? Esto es para nosotros ¿árbol o pesebre? en la casa de cada uno de los oyentes, lo cual sin embargo no es novedoso por-que ha sido objeto de encuestas desde hace varios años. Ambos, pesebre y árbol son costumbres de esta celebración de origen cristiano, el nacimiento del niño Jesús, el mesías.
Los ibéricos ponen los adornos de navidad una semana antes de esta fiesta, nosotros que somos bastante más festivos, vestimos con los respectivos adornos el árbol de navidad a mediados de noviembre y la música de diciembre suena desde noviembre. Además en casi todas las viviendas están las luces titilantes con vistosos colores que también hacen parte de esta envoltura navideña.
En cuanto al origen del árbol como símbolo navideño, la National Geographic hace la siguiente reseña: Cuenta la leyenda que en el siglo VIII había un roble consagrado a Thor en la región de Hesse, en el centro de Alemania. Cada año, durante el solsticio de invierno, se le ofrecía un sacrificio. El misionero Bonifacio taló el árbol ante la mirada atónita de los lugareños y, tras leer el Evangelio, les ofreció un abeto, un árbol de paz que “representa la vida eterna porque sus hojas siempre están verdes” y porque su copa “señala al cielo”.
El origen del pesebre también tiene su propia historia: tal y como lo conocemos actualmente, con exposición de figuras que se realiza de cara a la Navidad para simbolizar el nacimiento muchas son las fuentes que señalan que se lo debemos a Giovanni di Pietro (más conocido posterior-mente como San Francisco de Asís) quien en el año 1223 decidió realizar una recreación del Misterio del Nacimiento en una cueva cercana a la localidad de Greccio (en el centro de Italia). Eso sí, antes de llevarlo a cabo decidió pedir autorización a la Santa Sede, recibiendo el permiso del papa Honorio III. Según relato del bloguero e historiador español Alfred López.
Más allá de estos símbolos tenemos entre nosotros, los católicos, la costumbre de rezar la novena de Navidad, reunidas las familias y los amigos contemplan las plegarias a los protagonistas de esta festividad: el niño Jesús, la virgen María y San José, alrededor del pesebre y se acompaña de un compartir de viandas sin que falte el canto de los villancicos y en algunos casos se extiende la reunión a una velada que incluye música y baile.
Recuerdo con cierta nota de nostalgia los árboles de navidad de la infancia, cuando se iba al monte a cortar un chamizo a falta de abetos para cubrirlo con algodón y adornar con bombas, luces y serpentinas, era una agradable tarea familiar, hoy han sido remplazados por pinos sintéticos que también tienen su gracia.
Se acerca la navidad, época de gozo y felicidad, sentimientos que deseamos estén presentes en nuestras familias y nuestra región.
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