En la escena de las noticias judiciales y políticas esta semana ocupa lugar de preferencia la excongresista de la costa caribe Aída Merlano, quien reapareció al ser descubierta por las autoridades venezolanas en la ciudad de Maracaibo y no tardó mucho en hacerse la víctima para sacar partido de una situación jurídica desfavorable.
La señora Merlano quien se había hecho elegir en 2018 senadora de la república fue encontrada culpable de transgredir los mecanismos de participación ciudadanos a través de la corrupción al sufragante, mediante la compra de votos, haciendo parte de una organización denominada la Casa Blanca, por ello fue condenada así como también por el delito de tenencia de armas de fuego, accesorios, partes o municiones encontradas en su sede política sin los respectivos salvoconductos para tenencia y porte. Luego ocurrió la cinematográfica fuga, de la cual hay suficiente evidencia fílmica, al escapar mientras asistía una cita odontológica.
De la exsenadora se volvió a saber al comienzo de esta semana cuando fue capturada en la capital del estado Zulia, Venezuela a donde había llegado de manera fraudulenta pasando la frontera en la Guajira. Allí se dijo que la Fiscalía de ese país le imputó tres cargos a Merlano: usurpación de identidad, uso de documento falso y asociación para delinquir.
Después comenzó el show, fue trasladada a Caracas y aunque permanece privada de la libertad goza de beneficios inusuales en su sitio de retención convirtiéndose en una especie de comodín con el cual ya está jugando el gobierno de Nicolás Maduro. Fue presentada en una audiencia pública a la cual no faltaron los medios de prensa del gobierno para transmitir en directo de sus declaraciones que, se sabía de antemano estarían dirigidas contra el gobierno colombiano y algunos dirigentes políticos de la región donde ejerció su trabajo político. En esas condiciones la señora Merlano se presenta como una víctima que no huyó de las autoridades carcelarias colombianas, sino que fue secuestrada.
Maduro ahora saca partido de la situación y ante la petición que hará el gobierno colombiano de extradición para que sea regresada al país para cumplir su condena de 15 años, el fiscal general venezolano se ha adelantado a declarar ante la petición de protección hecha por Aída Merlano y la posibilidad de otorgarle asilo político «Frente a una circunstancia de este nivel, las opciones de carácter jurídico y legal en nuestra Constitución, es posible. Todo es posible»
Le faltan muchos capítulos a esta novela que está marcada por el fraude de su protagonista en varios escenarios, quien además afirma conocer la estructura y mecanismo de la compra de votos y demás conductas conexas con este delito en Barranquilla y la costa caribe, donde ella era la reina, pero resta conocer a los alfiles, lo peones y el rey, porque hasta ahora no aporta las pruebas que se requieren para juzgar a los implicados.
Todo indica que por ahora se quedará en Caracas, su enjuiciamiento apenas comienza, pero habrá más apariciones en los medios de comunicación y si se le concede el asilo, no se sabe qué pasará con los cargos de falsedad para ingresar a ese país. Maduro y su corte continuará haciendo uso de esa ficha que les cayó del cielo, tal como el día que escapó; allá no es la reina, solo tiene calidad de comodín al que intentará sacarle el jugo para su beneficio.
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