Para evitar la quiebra del sistema bancario y un colapso financiero, como consecuencia de la crisis mundial, la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) estableció en el año 2008 una tasa de interés referencial de 0.25%.
A partir de ese año la FED, equivalente al Banco Central, inyectó mensualmente al medio circulante un capital de 85.000 millones de dólares para impulsar la economía mediante la compra de deuda.
Esta estrategia aumentó la liquidez e incidió para que el dólar se devaluara y la economía estadounidense se recuperara.
Por considerar que el objetivo se había alcanzado en gran parte, a partir de enero de 2013 se fue disminuyendo mes a mes el monto ofrecido hasta bajarlo a 15.000 millones de dólares en noviembre de 2014.
Hasta hace poco se daba como una realidad la subida de la tasa de referencia con base en los buenos resultados de algunos indicadores estadounidenses: crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 3.7 por ciento en el segundo trimestre, gracias al buen desempeño de la demanda interna, tasa de desempleo del 5.1 por ciento y una inflación de 2.1 por ciento.
Sin embargo, el jueves 17 la junta directiva de la FED dio a conocer su decisión de no modificar la tasa referencial que ha regido durante los últimos siete años.
¿Las razones? La desaceleración registrada en la China, la debilidad de la economía mundial, la inflación estadounidense por debajo del tope tolerado de 2.2 por ciento y la volatilidad de los mercados. Subir la tasa en estas condiciones disminuiría la liquidez, encarecería el dólar y esto generaría desventajas en el campo de la competitividad.
Esta decisión puede representar más beneficios que costos para los países emergentes. En Colombia el precio oficial del dólar bajó el jueves a $2.975 y el viernes en la mañana se negociaba a $2.965.
Por ahora el precio de la divisa verde dependerá del precio del petróleo y, según los analistas, su cotización puede llegar a los $2.800 en pocas semanas. Claro que aún faltan dos reuniones de la FED en este año y se considera que, por lo menos, habrá un alza simbólica.
La respuesta para quienes se preguntan por qué tanta expectativa sobre las decisiones que la junta del FED tome está en que la economía de Estados Unidos es la número uno del mundo, con un PIB de 17.42 billones de dólares, equivalente al 22 por ciento del PIB mundial que es de 77.87 billones.
El PIB de China, segunda economía en el ranking mundial es de 10.36 billones de dólares. Una diferencia considerable.