Nos puede ocurrir con frecuencia que los datos y las cifras pasan frente a nosotros y no nos detenemos a analizarlas, tal como ocurre con el registro de los casos de Fiebre tifoidea en Norte de Santander y específicamente en Cúcuta, donde los casos son mucho más frecuentes de lo que creíamos.
Revisando un documento producido por el Ministerio de Salud en esta materia, queda claro que la zona del país donde se presenta la mayor casuística de Fiebre tifoidea es Norte de Santander.
Nuestro departamento lidera la estadística desde 2008 y se mantiene firme en ese primer lugar, aportando entre el 30 y 46% de todos los casos que se diagnostican en el país.
Para el presente año, lejos de mejorar esta situación, los números conocidos dan cuenta que en sólo Cúcuta, en el primer semestre se diagnosticaron más afectados por esta enfermedad que, todos los del año pasado, lo cual habla a las claras que el problema está latente y en aumento.
Estamos hablando del mismo Tifo, del cual dice una descripción popular…“Los términos tifo o tifoidea designan una infección gastrointestinal, grave aunque poco frecuente.
Los terapeutas tradicionales encargados de atender esta causa de demanda de atención son, generalmente, los curanderos y las parteras”.
Y acerca de los síntomas anota la publicación…’cólicos en el estómago y siente que se le revientan las tripas; éstas se le hacen como carbón por la calentura, y además hace del baño negro’.
Dicho en otras palabras se trata de una enfermedad en la cual se presenta fiebre, dolor abdominal, puede haber diarreas y se parece mucho a otras enfermedades febriles tales como el dengue, la leptospirosis, el paludismo y las hepatitis causadas por virus. Muchas veces difícil de diagnosticar.
Esta enfermedad no respeta estratos sociales. Es causada por una bacteria que contamina los alimentos y puede tener complicaciones severas que amenazan la vida del paciente.
Son fuente de esta enfermedad las comidas callejeras preparadas sin el cumplimiento de las medidas higiénicas apropiadas, como las que abundan en nuestras calles que van desde la venta de pasteles y avena, pasando por sánduches y llegando a sancochos y nuestro vernáculo mute.
Pero también se sabe que es prevenible mediante la puesta en práctica de las medidas de higiene que aseguren la apropiada manipulación de alimentos y eviten su contaminación con heces de los pacientes que sin padecer la enfermedad son portadoras de la bacteria.
Por tanto están plenamente justificados los esfuerzos de las autoridades para sacar de circulación los puestos callejeros donde se expende comida y la exigencia de protocolos en todos los restaurantes.
Tratándose de un problema de salud pública que puede involucrar a toda la población, debe emitirse la alerta acompañada de la divulgación de campañas publicitarias que anuncien las medidas básicas para evitar su propagación, como se ha hecho con otras enfermedades: el Dengue o la Fiebre Chikungunya, para que algún día dejemos de ser la ciudad y la región que más casos aporta a las estadísticas nacionales de Fiebre tifoidea.