Una de las consecuencias de la llegada de la pandemia, es la limitación que tienen muchas empresas para reiniciar actividades, dados los protocolos que deben atender y al comportamiento del crecimiento del contagio, que por la ignorancia e irresponsabilidad de muchos ciudadanos, su control se ha diluido. 

Para el caso de las agencias de viaje, el futuro es bastante incierto puesto que los destinos preferidos, hoy lideran las estadísticas en materia de infectados y decesos, no solo los nacionales sino los internacionales.

Respecto al transporte intermunicipal de pasajeros, así las empresas tengan la mejor voluntad de desinfectar sus unidades, no veo futuro favorable puesto que el virus lo llevarán los pasajeros, muchos de ellos con la menor intención de protegerse y si no les hacen caso a los uniformados, menos a un conductor de bus y su ayudante, el cual debe cargar y descargar el equipaje que ha pasado de mano en mano o de piso a la mano y por eso, el riesgo es muy alto. 

Ahora, admiro la capacidad de resiliencia que tienen miles de personas, que antes de ser derrotados, se arriesgan a cambiar de actividad, en un acto realmente valiente, pero en algunos casos amenazante, puesto que sus controles biosanitarios son inexistentes.

Mi referencia es directa a las personas que desde hace algunos días, se ubican en avenidas principales con equipos utilizados también en procesos de aspersión manual tipo mochila, ofreciendo el servicio de desinfección interno y externo del automotor.

Antes de escribir la columna, permití a una de estas personas, muy amables entre otras cosas, aplicar el producto que ofrecían para conocer de primera mano, que se trata de un trabajo informal y no cuenta con los permisos de la autoridad respectiva del orden municipal.

Independientemente de eso, utilizan el mismo trapo para limpiar internamente el vehículo, luego de rosear una sustancia con fuerte olor a vinagre, que sustituye de manera inmediata lo bueno o lo malo en materia de olores que pueda tener el automotor. 

Es perfectamente entendible, que estas personas rebusquen el sustento diario y de pronto no se vería mal en otro momento, pero en plena actividad viral, es probable que más temprano que tarde, sus elementos de trabajo se contaminen y den inicio a una lamentable cadena de enfermos.

En cuanto a la desinfección del vehículo externamente, no veo ningún limitante para que esas personas, obtengan unos pesos para cubrir en parte sus obligaciones.