Una de las grandes preocupaciones que vive el mundo, radica en la carencia de recursos hídricos que permitan garantizar el suministro de agua potable a los habitantes de las grandes ciudades. Según la Cepal, América Latina tiene un tercio del agua dulce del mundo, pero el 26% de la población todavía no tiene acceso al agua potable, con el agravante de que el agua dulce disponible cayó un 20% en los últimos años.
Esto quiere decir que, frente a una demanda que se incrementa todos los días, el agua muestra claras señales de su disminución y por lo tanto de su disponibilidad. Hoy en día muchas capitales padecen duras restricciones, como es el caso de Lima en donde 1,7 millones de personas no pueden disfrutar del agua potable. Y también está Venezuela, que se ha visto obligada a aplicar horarios de suministro, pues no puede estar en capacidad de garantizar el fluido de manera permanente, situaciones estas que hacen, además, que el agua cada día tenga un mayor precio y que esa situación afecte gravemente el bolsillo de los mas débiles.
Y en nuestro caso, muchas capitales padecen angustias, que se agudizan en las épocas de verano, y según la Defensoría del Pueblo, de 1.102 municipios que existen en Colombia, solo 248 pueden estar en condiciones de afirmar que no tienen problemas para el disfrute del agua. Esta cifra representa un total de 21 millones de colombianos que se hallan en dificultades para acceder al gua de manera permanente.
Estos números nos tienen que poner a pensar, y sobre todo a todas aquellas personas que ejercen un liderazgo, pues si no se crean mecanismos urgentes, las nuevas generaciones tendrán que encontrar un panorama de enorme preocupación, pues se trata de un elemento indispensable para el mínimo vital.
Todo miembro de una comuna, de una junta de acción comunal, de un concejo municipal, de una asamblea departamental, del congreso, así como los funcionarios de la administración pública, tienen que tener un programa que permita integrar esfuerzos y acciones para detener ese flagelo, que ya afecta casi al 50% de la población en Colombia.
Podemos comenzar por preguntar ¿cuántos árboles se requieren para garantizar un medio ambiente optimo en una ciudad? La respuesta que nos han dado los entendidos es siete. Si hacemos cuentas, seguro que estamos frente a un déficit que nos aterrará. Esta sería entonces la primera tarea, la de cuantificar lo que tenemos y lo que nos hace falta, para que se comiencen a asignar las responsabilidades del caso.
El esfuerzo tiene que comprometer a todos los sectores de la comunidad, pero el sector público tiene que liderarlo y promoverlo.
Si no se toman acciones urgentes, el tema del agua irá apareciendo dentro de las comunidades como un factor altamente perturbador del fenómeno social, pues el agua dulce, no estará disponible.