Mal hacen quienes promueven, con intención política, los peores defectos de nosotros, especialmente el odio, que crece silvestre desde los lejanos tiempos en que personajes que ahora tratan de engañar incautos y simulan pasar por inocentes palomas, cometieron toda clase de delitos, como lo revela abundante cantidad de libros que se salvaron de la hoguera del candidato Ordoñez, sobre nuestra tragedia espantosa, la violencia, que dejó como saldo centenares de miles de víctimas.
Para nadie es un secreto que una de las mayores imperfecciones que nos dejaron nuestros antepasados es vergonzosa herencia: la inclinación por la violencia, que permite el asesinato de niños y se manifestó por estos días en el asalto a varios almacenes, en distintos departamentos, como respuesta a la acusaciones de que se trataba de propiedades de la guerrilla, que aparecían a nombre de testaferros.
Promotores de los saqueos, similares a los que presencié en mi niñez durante el famoso bogotazo, regaron la versión, por internet, de que el gobierno tenía el propósito de apoderarse de los almacenes que vendían centenares de millones de pesos, en artículos que incluían desde pañales hasta electrodomésticos, Y para evitar que el odiado gobierno, el peor enemigo del presidente Álvaro Uribe, se armó una asonada que obligó a la intervención de la Policía, para evitar una guerra civil entre los ladrones, muchos de los cuales salieron en televisión con paquetes y mercados.
La actitud de los saqueadores, muchos de los cuales recorrieron largas distancias para ayudar a asaltar los almacenes, no fue nada distinto que la consecuencia de una campaña que ha dividido a los colombianos entre amigos de la paz y enemigos del gobierno. Una campaña promovida nada menos que por un exmandatario y sus seguidores, que han hecho del odio su bandera de combate.
Es cierto que en Colombia el odio hacia las ideas ajenas ocasionó varias guerras civiles y hasta crímenes, pero hacen mal quienes tienen posiciones de comando y se dedican a promover los defectos, cuyas consecuencias nadie puede prever. Precisamente en estos días se está transmitiendo serie sobre la vida de un personaje cómico, que se dedicaba a imitar a algunos dirigentes y a tomarle el pelo a quienes se creen los dueños del país. El resultado fue catastrófico: el cómico Jaime Garzón se convirtió en objeto del rencor y la antipatía por sus burlas y terminó pagando con su vida su atrevimiento. ¿Quién promovió el asesinato de Garzón? es pregunta que no ha tenido y tal vez no tendrá respuesta. Como no la tuvo el crimen de Gaitán, que llenó de luto el país durante muchas décadas. Pero espero, por el amor que le tengo a Colombia, que quienes promueven el odio cambien de actitud y se dediquen a fomentar el progreso de nuestra sufrida patria. ¡¡¡Que merece lo mejor!!! GPT
