Entre los culpables del Bronx y los ejércitos de desgraciados hundidos en el vicio están en primer lugar este Gobierno y las cortes que, por complacer a las Farc y forzar la doctrina jurídica (al tenor del llamado Constitucionalismo Mágico)para predicar ahora que el narcotráfico es un delito político,dejaron crecer los cultivos ilícitos, según cifras de la ONU, de 48.000 hectáreas en el 2012, a 80.500 en el 2013, hasta llegar a las 159.000 hectáreas en el 2015, con el resultado de que Colombia le quitó el primer lugar a Bolivia en la producción de coca desde que llegó Juan Manuel Santos a la presidencia.
En plenas reuniones de los alabarderos de Santos con los capos de las Farc en La Habana, en 2013 Colombia pasó a producir 250 toneladas métricas de cocaína y al final del 2015 la producción iba por las 420 toneladas, estimándose que hoy, culminada la manguala de aquellos en la isla, la producción es de 600 toneladas.
En segundo término, son responsables leyes tolerantes y jueces que reconocen el derecho a la degeneración; sociólogos, curas, sicólogos y trabajadores sociales que predican compasión en lugar de prevención, educación y reprensión.
La situación de estos tristes seres la describió hace 144 años – concretamente en 1872 – Julio Verne en su famosa novela “La vuelta al mundo en 80 días”. Se trata del episodio en que Picaporte, ayudante del señor Phileas Fogg – el héroe apostador -, entra, invitado por Fix, el detective que persigue a Fogg, en una taberna en Hong –Kong donde se fuma opio “mezclado con esencia de rosas”. Dice en los apartes principales: “…Después, de vez en cuando, algún fumador enervado caía bajo la mesa; y los mozos, cogiéndolo por los pies y la cabeza, lo trasladaban al tinglado para que allí durmiera tranquilamente. Estaban colocados en él como treinta de éstos, embriagados,unos junto a otros, en el último grado de embrutecimiento. …Fix y Picaporte comprendieron que habían entrado en un fumadero frecuentado por esos miserables alelados, enflaquecidos, idiotas, a quienes la mercantil Inglaterra vende anualmente doscientos sesenta millones de francos de esa funesta droga llamada opio. ¡Tristes millones cobrados sobre uno de los vicios más funestos para la salud de los hombres! ”Etc.
¡Ay, don Julio! Si resucitara le provocaría volverse a morir si hubiera conocido el sector del Bronx en Bogotá, a pocas cuadras del palacio presidencial, o se hubiera paseado por los puentes y parques de Medellín y Cali, principalmente, y por las calles de todas nuestras ciudades, y hubiera visto a estos drogadictos caminando como zombis, o sentados en los andenes o refugiados en las alcantarillas, sucios y andrajosos, provocándose un triste final. Hubiera visto cómo la gente les teme y los evita pues se tornan agresivos y delincuentes por conseguir la sustancia que los envenena.
Sin duda que esos seres que vemos tan perdidos para sí mismos y para la sociedad tienen gran culpa de su destino, pero los mencionados arriba son más culpables que ellos.