El pasado jueves 6 de junio coincidieron una serie de sucesos y eventos en el mundo y Colombia, como si esa fecha estuviere predestinada a tener un lugar especial en la eternidad: primero, se conmemoró el 75 aniversario del desembarco de Normandía que significó la liberación de los países de Europa occidental que habían caído ante la feroz maquinaria infernal de Hitler. Fue el comienzo del fin de Hitler, su derrumbamiento. Y ya en Colombia, fue el día D de Duque, quien después de una inútil e innecesaria controversia a la que sometió al país por cuenta de lasobjeciones a la ley estatutaria de la JEP, finalmente debió sancionarla. También fue el día en que se presentó un fuerte debate en relación con las dificultades de la economía colombiana por cuenta de las sorpresivas declaraciones del Gerente del Banco de la República, quien manifestó que la polarización política del país tenía en receso la economía, manifestación que fuera ripostada por el ministro de comercio.
En relación con el desembarco a Normandía, fue en la costa norte del país galo donde 160.000 soldados aliados se tomaron la costa después de una gran polémica sobre la estrategia militar a seguir, en la que en Inglaterra Churchill era presionado políticamente por sus enemigos políticos en su país para tratar de rendirse ante Hitler, porque consideraban que la superioridad militar nazi era de tal dimensión, que era incontenible, y por lo mismo trataron de persuadir a Churchill de reunirse en Roma con Hitler y firmar en Roma la rendición. La historia y la inmortalidad siempre estarán reservadas para los grandes hombres que como Churchill, De Gaulle, Roosevelt y en ese episodio hasta el mismo Stalin, quienes siempre tuvieron la convicción de su triunfo porque la ferocidad y la brutalidad del nazismo algún día debía caer. El desembarco de Normandía fue el comienzo de la derrota de Hitler.
El día D, que hasta le sale en rima para Duque. Pienso que lo más grave para el presidente en el episodio de sus fallidas objeciones, más que el fallo adverso de la Corte Constitucional que no le dio cabida a los argumentos de Duque, es que de por sí la ya maltrecha imagen presidencial que ya era evidente, después del fallo su imagen quedó muy deteriorada ante la opinión pública. Con las objeciones perdió Colombia y Duque. En el país quedó una sensación muy arraigada de que las objeciones no fue una decisión auténtica del presidente, propias de su convicción, sino que fue una actitud del presidente casi que de obedecerle de manera obediente a un ex presidente, en circunstancias en las que ya la polarización en el país ganabas terreno, incluso con expresiones cada vez más fuertes y salidas de tono, como las del aquel debate en el senado en las que Uribe tildó en 3 oportunidades a Petro de Sicario, así como todo ese tema de Santrich, de si incidió o no en el envío de coca, que ha aumentado ese clima de polarización.
Y el día D también fue por las sorpresivas declaraciones del Gerente del Banco de la República, quien precisamente por lo anotado anteriormente, manifestó en un importante evento en Cartagena que esa polarización política es una de las causas de la recesión y estancamiento de la economía colombiana. Hay que abonarle al Gerente su decisión y entereza en manifestar una realidad del país. Y ese día D fue el espacio en el que Gita Gopinath, economista jefe del Fondo Monetario Internacional que también estuvo presente en el evento en Cartagena, expresara opiniones tan graves y preocupantes para la economía mundial, como el de que se estima que el 70% de la economía mundial en el 2.019 va a crecer a un ritmo más lento que en el 2.018, y esas mismas previsiones muestran que el producto a nivel global, con esas guerras comerciales de Trump frente a China y Méjico, pueden generar una pérdida en el mundo del 0.3 este año. Noticias preocupantes y nada gratas en este día D.