En los últimos meses no le salen bien las cosas al presidente Duque, y lo que menos se esperaba, es que ahora es desde los Estados Unidos en donde no ven que esta administración esté haciendo lo que le corresponde para implementar el proceso de paz. Ya hasta el editorial del prestigioso periódico norteamericano tildó a Duque de estar “saboteando” el proceso de paz: “con la nación liderada por oponentes de los acuerdos, la paz se estaría desintegrando, lo cual sería un desastre para el país, para la región y para la causa de la democracia”. A ello se agrega que 79 congresistas demócratas le piden al secretario de Estado, Mike Pompeo, que presione a Duque para que implemente los acuerdos. Es decir, ya no se sabe dónde está más mal Duque, si en Colombia o en Estados Unidos. En apenas 9 meses de administración el balance de Duque es poco menos que lamentable.
Según datos de la ONU que corresponden al 2.018, hoy en día en Colombia pueden haber cerca de 5.1 millones de personas afectadas por el conflicto. Actualmente existen 268 municipios fronterizos en riesgo, y algo grave, después de la firma del proceso de paz, se calcula que ha habido cerca de 57.800 personas desplazadas en el país. Solo en el Norte de Santander son 12.600 desplazados, cifra que muestra la gravedad y afectación de la región. Si a todo lo anterior se suma, que según los cálculos más optimistas de migrantes venezolanos que han pasado por Colombia son más de 2 millones, de los cuales podrían haber en el país 1.300 mil, estamos frente a un panorama muy complejo.
¿Se está haciendo trizas la paz en Colombia? Sin duda. Y como si las cifras anotadas no fueran graves y preocupantes, a ello se suma la evidente fractura que aparece al interior de las Farc con el fuerte reclamo que le hizo Timochenko a Iván Márquez por estos días, en donde le reprocha no asumir su curul en el congreso, no participar de las actividades del partido y continuar en la clandestinidad. Lo más preocupante es la percepción que existe en muchos de los combatientes que entregaron las armas: que se equivocaron y que quien tenía razón era Manuel Marulanda, que insistió en que la única garantía que realmente tenía la guerrilla desmovilizada de que el Gobierno diera cumplimiento a los acuerdos pactados, era no hacer entrega de las armas hasta tanto los acuerdos no se hicieran realidad. Muy grave para Colombia esta incertidumbre del proceso de paz, que ya da como resultado, casi dos generaciones esperando que la paz sea posible.
Con el editorial del New York Times y la carta de los 79 congresista pidiéndole a Pompeo que le exija a Duque que cumpla con la implementación, agregado al tema de las elecciones en Estados Unidos en donde el tema del narcotráfico da votos, es muy probable que Colombia hacia los próximos meses tiene asegurado el camino de la Descertificación, que al igual que sucediera con los magistrados, es algo así como quitarle la visa a Colombia. Pensaría que es hasta una buena alternativa para el país. Como le contestara en alguna ocasión Gabo a unos periodistas europeos supuestamente preocupados por los problemas del país: “déjenos resolver nuestros propios problemas que en ocasiones ustedes ni los entienden”. Hasta por razones de dignidad y soberanía no tenemos por qué estar condicionados a que otro país nos conceda caprichosamente una certificación, e incluso las visas, y menos en un gobierno como el de Trump. Ante todo, que lamentable que una nueva posibilidad de encontrar la paz se diluya, tenga tanto enemigo y que esté cerca de volverse trizas.