En Norte de Santander el panorama político está cambiando. A pesar de que no es a la velocidad que muchos quisiéramos que ocurriera, sí hay una evidente transformación con una clara tendencia a ser favorable.
Lo primero que se debe resaltar es un aumento de la participación política de los nortesantandereanos: En 2014 votaron 487.463 personas, y en las elecciones del pasado 11 de marzo, esta cifra ascendió a casi 600.000, es decir, en Norte la gente se está volviendo más activa políticamente y eso, sin importar las colectividades a las que apoye la ciudadanía, es bueno para el departamento.
De la disminución del ausentismo electoral en el departamento también se debe destacar que los votos en blanco fueron 7.637 menos que en la jornada electoral del 2014.
Todavía hay mucha inconformidad con la forma de hacer política en el departamento, pero ésta ha disminuido y la expresión en las urnas lo demuestra.
Otra cosa por la que alegrarse tiene que ver con la renovación del Senado y Cámara en el departamento.
Dos nuevos senadores (Edgar Díaz y Juan Carlos García), y dos nuevos representantes (Jairo Cristo y Juan Pablo Celis) hacen parte de la primera ola de transformaciones de la política en el departamento.
Este cambio es producto del cansancio de los electores con políticos que siempre habían hecho parte de alguna de las dos cámaras del Congreso, o que habían participado en círculos regionales o locales de la política de Norte de Santander.
Evidentemente, los castigados con el voto fueron Juan Manuel Corzo, a quien esta vez de verdad no le alcanzó la gasolina, y Manuel Guillermo Mora, a quien la ciudadanía le dijo la célebre y conocida frase de ‘cuente con eso’ y luego no cumplió.
Es claro que los votos que le hicieron falta a Corzo y Mora fueron los que le entregaron curul a Díaz Contreras y García Gómez. Así es como debería funcionar la política, si no le cumples a tu electorado, sales del juego.
Por primera vez, Norte de Santander votó a conciencia y no a cambio de prebendas y promesas, y aunque sí hubo dinero por parte de algunas campañas a cambio de votos de la ciudadanía, los electores recibieron el dinero pero no vendieron el voto.
Todas estas dinámicas de cambio alegran pero también preocupan, porque como ciudadanos ya hemos visto las decepciones de tener representantes que no nos representan ni se preocupan por solucionar los problemas que aquejan a los municipios de Norte de Santander.
De todas maneras, si los nuevos senadores por el departamento, Edgar Díaz Contreras (el gran ganador de toda la jornada) y Juan Carlos García Gómez (quien fungía como representante a la Cámara) creen que esta victoria electoral es un premio por su gestión en los diferentes municipios de Norte de Santander, se equivocan. Elegirse como senadores es el reto que les otorgó la ciudadanía por años de compromiso y trabajo, sobre todo del ex gobernador, y es un desafío en el que deberán demostrar que 81.000 personas –en el caso de Díaz Contreras– y 70.321 ciudadanos –votos que obtuvo el candidato del conservatismo– no se equivocaron al confiar en caras nuevas para el Senado y que en este período legislativo que arranca el próximo 20 de julio, sí se verá una intervención en los 40 municipios de Norte de Santander, especialmente en la abandonada región del Catatumbo.
Este acto de fe de los nortesantandereanos supone el mayor reto que haya tenido cualquiera de estos dos nuevos Senadores en su carrera, y es el de cumplirle a una región que no sólo está aislada geográficamente, sino que socioeconómicamente ha sufrido la indiferencia del Gobierno central y la ignorancia de muchas instituciones del nivel nacional, las cuales no se atreven a enfrentar los altos índices de desempleo y desigualdad que se viven desde hace más de veinte años.