La crisis hipotecaria iniciada a mediados de 2007 en Estados Unidos como consecuencia de la desconfianza por el alto riesgo del crédito (Subprime), hizo estallar la burbuja inmobiliaria.
Como estrategia para hacer frente a la crisis financiera y evitar caer en una gran depresión, pues sus efectos se fueron extendiendo a nivel mundial, la FED empezó a bajar la tasa de referencia desde 5 por ciento hasta llegar a 0.25 por ciento anual en octubre de 2008.
Desde entonces, se ha mantenido este estímulo monetario.
Esta estrategia gubernamental le permitió a las empresas estadounidenses acceder al dinero a un costo cercano a cero, facilitándoles mejorar ampliamente su productividad.
Además, el mundo se inundó de dólares provocando la revaluación de la mayoría de las monedas y la devaluación de la divisa verde, lo que se convirtió en una gran ventaja competitiva internacional para las empresas de este país, pues sus productos eran comparativamente mucho más baratos.
Pero por considerar que los objetivos de facilitar el dinero subsidiado durante más de siete años se han logrado en casi su totalidad, como bajar el desempleo de 9.7 por ciento en 2010 a 5 por ciento, mantener la inflación en 2 por ciento y generar un crecimiento económico, por encima del 2.1 por ciento, la FED decidió el pasado miércoles iniciar el alza de la tasa de referencia.
Aunque esta decisión estaba entre las expectativas de los mercados internacionales y el incremento inicial apenas fue de un cuarto de punto, hay el temor por los efectos negativos que pueda representar para la economía mundial y en especial para los países que no estén preparados, muchos de estos en la zona latinoamericana.
Además, la incertidumbre aumenta pues se espera que la meta sea la de llevar la tasa hasta el 1.4 por ciento en el año 2016, muy posiblemente con incrementos trimestrales no superiores al 0.25 por ciento.
Entre las primeras reacciones sobresale la inmediata subida de las tasas de interés a los préstamos por parte de los bancos comerciales en Estados Unidos, en una franja de 3.25 a 3.75 por ciento
Definitivamente las reacciones a las decisiones tomadas dependen del poder del emisor.