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El sacerdote de El Zulia
Lo del sacerdote de El Zulia, una canallada que no tiene nombre.
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Sábado, 3 de Agosto de 2019

Una de las noticias que en los últimos años se escuchan con más frecuencia por todo el mundo son los escándalos de pederastia que se presentan desde el Vaticano, pasando por Estados Unidos, algunos países de Europa, Australia, Chile y Colombia. 

Hace apenas un par de años cayó el que era considerado uno de los más poderosos de la iglesia, el tercero en el Vaticano, el cardenal George Pell quien a una edad avanzada, de más de 80 años, fue acusado de actos de abuso a menores, apenas unos meses antes de haber sido acusado otro grande de la iglesia, el arzobispo de Washington, Theodore McCarrek, igual acusado a una edad de 88 años. 

Y en esa misma lamentable y triste historia, no hace mucho hasta el mismo Papa Francisco debió aceptar la responsabilidad del cardenal Fernando Karadima, quien casi lideraba actos de pederastia en más de 158 casos denunciados en la iglesia chilena.

En un relato como el que se hace el día de hoy, quedan algunas impresiones sobre lo que ha sido la pederastia al interior de la iglesia. 

La primera de ellas, es que por supuesto no se trata de hechos recientes. 

Se calcula que desde 1.950 han sido cerca de 17.000 víctimas menores de edad que comprometen a 6.400 clérigos en todo el mundo. 

Uno de los casos de mayor resonancia, histórico, de las mejores páginas de la literatura universal, narrado magistralmente por Mario Puzo en los Borgia, son los amores que tuvo el cardenal de la iglesia Juan Borgia con su hermana Lucrecia. 

Pero como la trama entre los Borgia fue infinita, no tuvo límites, ni mucho menos pudor, uno de los pretendientes de la amante del cardenal, era el propio papa Alejando VI; es decir, padre e hijo se disputaban el amor de su hija y hermana; ese que será uno de los grandes enigmas de la historia de la iglesia, es el de dilucidar hasta donde el papa tuvo relaciones con su propia hija Lucrecia. 

Otra sensación que deja estos escándalos de pederastia es la frustración a una avanzada edad que les deja a muchos clérigos su paso por la iglesia. Eso de que a los 80 años un sacerdote que durante toda su vida no hizo cosa distinta sino la de pregonar la fraternidad, la defensa de la familia, la dignidad, que termine siendo acusado por abuso de menores, sin duda es un final muy triste. 

Apenas para imaginar la historia del cardenal de Washington que a los 88 años, un líder espiritual de una ciudad de la importancia como esta, una de las capitales del mundo, que a esa edad termine dándole explicaciones a un juez sobre su comportamiento en la tierra, debe ser la más frustrantes de la forma como puede terminar la vida para algunos.

Lo del sacerdote de El Zulia, una canallada que no tiene nombre. 

El daño que le hizo a ese menor de 16 años que era su acolito le quedará de por vida, y de paso a una comunidad que se siente engañada y hasta humillada, porque vino a percatarse que cada una de las palabras y homilías del clérigo, que pronunciaba todos los domingos, eran una farsa más de las muchas que se viven hoy en día.

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