Sigue en pleno furor la moda de las encuestas, que muestran, con más o menos exactitud, las tendencias del electorado colombiano, con miras a las elecciones del año próximo, cuando se renovarán las corporaciones públicas y se escogerá al nuevo inquilino del Palacio de Nariño, hoy ocupado por segunda y última vez, por mi antiguo compañero de periodismo, Juan Manuel Santos, quien se le midió a resabiado potro a pesar del odio de quien fuera su amigo y jefe, el expresidente Álvaro Uribe, que solo tiene una idea en la cabeza, repetir la famosa canción: volver, volver, volver...
La última encuesta, conocida al terminar septiembre, reiteró una tendencia que se ha venido repitiendo desde que el gobierno Santos entró en la inevitable declinación: los tradicionales partidos, el liberalismo y el conservatismo, están desapareciendo para dar paso a movimientos sin tradición pero con aceptación entre el electorado, al punto de que es seguro que el próximo mandatario saldrá de una coalición de fuerzas diversas integradas por personas con ideas e intereses afines. Ya no ganarán el trapo rojo, ni el azul, sino de pronto uno verde, amarillo o de varios colores.
El Partido Liberal, el de mis afectos, afronta grave situación, por culpa de algunos de sus dirigentes que abandonaron el camino que fijaron Uribe Uribe y Gaitán y cometieron muchos pecados que no puede perdonar ni el papa Francisco. Recuerdo, como si fuera ayer, cuando el expresidente Darío Echandía, cumbre moral de las filas rojas, señaló que en política se puede meter la pata pero no se puede meter la mano. Lección que por lo visto, no siguen muchas personas, incluyendo magistrados de la Corte Suprema.
La última encuesta señala que el primer puesto en las preferencias lo ocupa dirigente antioqueño, Sergio Fajardo, poco conocido en Bogotá, con segundo lugar de un cachaco, Germán Vargas Lleras. El quinto y sexto lugar son ocupados por liberales, uno de ellos heredero del galanismo y el otro, favorito del gavirismo. La conservadora mejor colocada está de novena y personajes que llenaron páginas de periódicos están cerrando la cola.
Una mujer está de tercera, aunque para ser sinceros, no creo que el país del Sagrado Corazón vote por ella: es gay y se dice que se casa con su novia en diciembre.
En fin, la política es un sancocho, pero hay que elegir en mayo próximo al sucesor de Santos, quien tiene muy buena imagen en el exterior y muy mala en el interior. Un resultado obvio de la campaña de odio emprendida en Colombia, donde inclusive al Libertador Simón Bolívar lo sacaron corriendo. Nos toca esperar para ver si las aguas se calman y el trapo rojo se recupera. Por ahora dos senadores del novísimo partido de la U. ya pidieron canoa en el liberalismo. Por algo será.
P.D. Dos buenas noticias: se buscará recuperar los trenes. Somos el único país de América que no tiene ferrocarril. Otra es la resurrección de la cátedra de historia, suprimida por inepto ministro de Educación y que ha originado la ignorancia de los jóvenes sobre nuestro pasado.