Si mi memoria no me es infiel, desde la implementación de la elección popular de alcaldes y gobernadores, en lo que compete al Norte de Santander y a Cúcuta, no se había avizorado con tanta anticipación, si las circunstancias no cambian por algún hecho extraordinario, quiénes serán los nuevos mandatarios seccional y local.
Con el apoyo de las estructuras políticas más fuertes de la región, en la gobernación estará un hombre de carrera política, de extracción popular, preparado intelectualmente y que conoce todos los rincones del departamento. Él ha venido adelantando su campaña como el llanero solitario: sin competidores a la vista.
Igualmente, con el apoyo de los movimientos políticos más fuertes, en el municipio de Cúcuta, estará un hombre joven pero curtido en la política, que ha participado en la misma aspirando a diferentes posiciones, pero sin ningún éxito. Este trabajo político que ha desarrollado le ha servido para que su imagen sea ampliamente conocida en todos los sectores de la capital; es carismático, con un discurso pragmático y con un programa de gobierno aterrizado verá cristalizado sus sueños de regir los destinos de los cucuteños como su alcalde.
Los demás candidatos a la Alcaldía de Cúcuta, en su afán de revertir lo que indican las encuestas y el clamor popular, están lanzando al aire propuestas insólitas con tintes de demagogia difíciles de digerir.
Proponen convertir la alcaldía en un gran almacén vendiendo mercados al costo, desviándola de su función constitucional. Exonerar o rebajar los impuestos a los vehículos de placa extranjera desconociendo que es competencia del Congreso de la República. Desmembrar el municipio proponiendo la “República de Atalaya independiente”. Construir en cada comuna una piscina que me hace recordar el cuento del candidato que ofrecía playa donde no hay ríos. Eliminar las foto multas para contribuir más con el desorden y la incultura ciudadana en las vías de la ciudad. Donar el sueldo a los pobres como si eso solucionara la pobreza en el municipio. ¿De qué vivirá el alcalde? Acaso, ¿del puro como voy yo?
Sé que esta columna provocará centellitas y levantará ampollas, pero conozco la región y su acontecer político para atreverme a hacer los vaticinios y las observaciones arriba planteados.
Hay que participar de la contienda electoral, ejerciendo su derecho al voto y la realidad la veremos el próximo 27 de octubre.