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En plena encrucijada
Cada día sentimos más los fuertes golpes como fruto de la violencia en todas sus manifestaciones.
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Sábado, 4 de Julio de 2015

Este primer semestre  ha  sido  una  dura prueba para los colombianos que,  pese a estar acostumbrados a las  dificultades, cada día sentimos más los fuertes golpes como fruto de la violencia en todas sus manifestaciones, del  azote de la naturaleza y de la indiferencia de los gobernantes. 

La inseguridad en Colombia es tan  grave,  que es común escuchar decir  a  los  ciudadanos  que estamos retornando a la nefasta época de Pablo Escobar, debido a los  constantes  e indiscriminados atentados  terroristas  en diferentes partes del territorio contra la infraestructura y la propiedad privada. 

Igual que en aquella época, se asesinan a uniformados en cualquier lugar y  a  cualquier hora,  como acaba de suceder en Tibú y en  El Huila.

Como si la desgracia producida por  los actos violentos fuera poca, la naturaleza, que no perdona nunca, ha provocado estragos en diferentes partes del territorio nacional, especialmente en Norte de Santander, donde la creciente de los ríos,  como fruto del duro y prolongado invierno, ha arrasado con  casas, acueductos, carreteras  y puentes, aislando a pueblos y veredas como La Bateca, Toledo, Chitagá, Cacota,  Herrán y San Bernardo de Bata, por citar los más afectados. En contraste, en algunas ciudades de la costa el fuerte calor ha puesto en alerta a las autoridades sobre posibles incendios.

Para que no quede duda de la encrucijada  por la que estamos pasando los colombianos, el pasado jueves la Oficina  de Naciones Unidas contra  la Droga y el Delito (UNODC)  dio a conocer su informe  periódico   sobre Colombia,  en  el  que  se puede apreciar un crecimiento en el cultivo  de hoja de coca  del 44 por ciento  y una subida  del 52 por ciento en la producción de cocaína. 

Según el informe, 204 municipios, de los 1.101 que hay en Colombia, son los más afectados  y en 10 de estos, entre los que se encuentra Tibú,  está la mayor concentración con sus graves consecuencias. 

Pero mientras  en gran parte del territorio nacional  se vive tan delicada situación,  muchos funcionarios   y  políticos   han procurado mantenerse alejados para no distraerse en el juego  de selección de aspirantes   para  las próximas elecciones del mes de octubre. Son conscientes de que cualquier descuido  puede incidir en la pérdida  de sus patrocinados.  El gobierno central, por su parte, está enfocado en el proceso de paz.

Y como todo error tiene su costo, en la encuesta de Gallup,  adelantada en las 5 principales ciudades,  se  puede observar  el alto porcentaje de la población  que desaprueba la gestión del presidente Santos, condena  los ataques de la guerrilla  y ve con pesimismo los resultados del proceso de paz. Hay que tener mucha, pero mucha fe, para no caer en el pesimismo.

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