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Endeudados
Se debe hacer oposición y crítica ante medidas que comprometan el futuro de la ciudad.
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Sábado, 25 de Febrero de 2017

Las obras que se construirían a partir de septiembre, si César Rojas consigue la velocidad de endeudamiento que quiere, se pagarán a través de la contribución de valorización. En el caso del Proyecto 003 que presentó la Alcaldía y aprobó el Concejo, el recaudo será para todos los predios de la ciudad, debido a que es una valorización por beneficio general, es decir, los proyectos favorecerían a toda la ciudad por igual. Este mecanismo de financiamiento es polémico porque, si bien no se considera un impuesto, es una contribución a la que se comprometen los ciudadanos por determinado tiempo, a modo de obligación. A la vez que la valorización es polémica, es compleja. No se ajusta a todos los proyectos ni ciudades, ya que juega con la capacidad de endeudamiento del municipio. 

En el caso de Cúcuta, la valorización estaría proyectada a 15 años, para pagar una deuda de 235 mil millones de pesos, con un interés cercano al 1% aproximadamente. Caso muy diferente al de Medellín, ciudad en la que se ha recaudado 270 mil millones de pesos gracias a la contribución por valorización, recaudo que está alimentando la ejecución de 23 obras de infraestructura vial en el sector de El Poblado, y que está proyectado a seis años. Menos de la mitad que en Cúcuta, y esto, sin comparar que en la ciudad fronteriza hay 189.000 matrículas gravadas y en la capital de Antioquia sólo 165.000. 

Ciudades como Medellín y Bogotá cuentan con plataformas virtuales donde pueden consultarse los avances e inversiones que se han realizado en cada una de las obras que comprenden el Proyecto general de valorización, mientras que en Cúcuta no hay forma de saber qué se ha invertido, en qué etapa se encuentra el proyecto, cuánto se ha recaudado y cómo ha sido el recaudo tipificado (cuántas matrículas inmobiliarias por estrato), vacíos perfectos para la aparición de la corrupción. Es cierto que entre Cúcuta, Medellín y Bogotá hay grandes diferencias, pero es importante compararnos con grandes ciudades para poder avanzar. 

Si vamos hacia atrás, encontramos que cuando se estaban iniciando los ‘Megaproyectos’ de la administración de Ramiro Suárez, el ilustre Secretario de Hacienda Municipal de ese momento, Martín Martínez, dijo que los cucuteños estaban “pagando impuestos con cariño porque se están viendo las obras”. Hoy le respondo, más de diez años después, todavía seguimos pagando las obras que, con cariño, nos endeudaron. 

Si vamos hacia adelante, más o menos hacia 2032, se puede concluir: En treinta años de endeudamiento, Cúcuta sólo ha visto la construcción de dos centros comerciales, unos puentes y la pavimentación de algunas vías. Lo que es ilógico si se tiene en cuenta que son más de 500 mil millones de pesos invertidos.

Ahora bien, nunca se está en contra del progreso, pero sí se debe hacer oposición y crítica ante medidas que comprometan el futuro de la ciudad. Todavía no terminamos de pagar la deuda que nos dejó la administración Suárez, y ya estamos ad portas de comprometernos a pagar la suma de 235 mil millones de pesos, en una ciudad con el mayor índice de desempleo del país, donde la industria es inexistente, el comercio inestable y el turismo totalmente ausente. 

A pesar de que el proyecto ya fue aprobado por el Concejo Municipal, todavía flota la duda sobre si Cúcuta es un sujeto apto para un crédito de tal envergadura, y si los propietarios de los predios podrán pagar el nada despreciable monto de siete millones de pesos por valorización (haciendo el cálculo de 15 años para un predio estrato cinco). Findeter debería pensárselo mejor, en vez de sonreír con tal agrado y emoción ante las propuestas de César Rojas.

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