Cuando todo parecía indicar que la economía mundial pasaba por su mejor momento, en 2006 estalló la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos, en 2007 se agudizó la crisis hipotecaria y bancaria y en 2008 los tentáculos alcanzaron al sector empresarial.
Los índices bursátiles estadounidenses cayeron y el dólar empezó a perder poder como patrón monetario internacional.
Ante esta situación los capitales se dirigieron a Europa en busca de protección y el euro elevó su cotización, pero esto fue un arma de doble filo, pues ante su alto costo los turistas y compradores regresaron a Estados Unidos contribuyendo a su despegue nuevamente.
Los efectos se extendieron al resto el mundo con ventajas para unos países y enormes costos para otros.
Entre los grandes beneficiados de esta incertidumbre se destacan los países emergentes, entre los que sobresalen los de la región Latinoamericana. Para China y Brasil también fue una gran oportunidad.
Este vaivén económico llevó a los expertos a formar categorías de acuerdo al comportamiento común de ciertos países.
Así, Brasil,Rusia, India y china integran el BRIC; Portugal, Irlanda, Grecia y España (Spain) conforman el PIGS; y Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto y Turquía Y Sudáfrica constituyen el CIVETS.
Mientras el BRIC lo integran países ubicados en los diez primeros lugares del ranking económico mundial, el CIVETS reúne a las economías emergentes con un gran potencial de desarrollo y el PIGS lo componen las economías consideradas inestables.
La coincidencia de los nombres de PIGS y CIVETS con el de algunos animalitos no incidió en su escogencia.
Como fruto de esta honrosa clasificación entre las economías con futuro brillante, el Wall Street Journal describió a Colombia como uno de los tigres, junto con Perú, por considerar que por sus buenas tasas de crecimiento y positivas perspectivas para la inversión extranjera representaban la respuesta de esta región a la contraparte asiática.
Además, Colombia fue seleccionada como sede del Foro de Competitividad de las Américas celebrado en Cali en octubre de 2012.
Pero como en economía cualquier cosa puede suceder, la caída del precio del petróleo y de las materias primas que exporta Colombia, con la consecuente disminución de la inversión extranjera, generó una considerable escasez de divisas.
La baja oferta de dólares en el mercado nacional provocó una devaluación del 64 por ciento de nuestra moneda con respecto a la divisa americana en los últimos 12 meses, convirtiéndose en la moneda más devaluada a nivel internacional. De la abundancia de dólares como fruto de la enfermedad holandesa, pasamos a la gran escasez. Por esto, ahora somos parte de las cinco economías emergentes más frágiles y vulnerables a las turbulencias junto a Méjico, Indonesia, Suráfrica, y Turquía. Algo así como la rueda de Chicago, unas veces arriba, otras abajo. ¿Cuándo volveremos a subir?