En Cúcuta, cada día representa una nueva oportunidad para descubrir un escándalo de corrupción.
Las telarañas de deshonestidad crecen conforme al tamaño de las instituciones y la comisión de cohechos, sobornos, prevaricatos, entre otros tantos delitos, no cesan.
La ciudad parece la maqueta a escala de corrupción del país.
Además, nuestra ciudad padece de otro problema que debilita a las empresas del Estado y perjudica a los habitantes: El mal manejo de los recursos públicos.
Sean transferencias de la Nación, dineros por concepto de regalías, o presupuesto propio, las instituciones en Cúcuta se caracterizan por hacer una gestión ineficiente con la que apenas se alcanza para mantener las cosas como están, sin hacerlas peor, pero, sin generar cambios positivos.
Sin embargo, toda regla tiene su excepción. En Cúcuta tenemos una Empresa Social del Estado que ha sufrido una revolución interna inesperada, con una gran cantidad de cambios positivos para la población, cambios que son producto de una transformación en la forma de utilizar los recursos (financieros, técnicos y humanos), y no de una gran inyección de capital como se podría pensar.
La solución de los problemas no siempre está en la cantidad de dinero disponible, a veces, y tal como lo demuestra el Hospital Universitario Erasmo Meoz, la respuesta está en cambiar de estrategia y focalizar las necesidades para mejorar las cosas.
De ser una E.S.E en alto riesgo (2013) según la metodología de categorización del Ministerio de Salud a convertirse en una sin riesgo alguno no pasaron décadas, ni miles de contratos.
Sólo fueron necesarios dos años y un cambio de visión para darle una nueva cara al Erasmo Meoz y poder posicionarlo como un hospital que produce y presta servicios de salud de mediana y alta complejidad que es ejemplo para muchos otros en el país.
Seguramente no ha de ser nada fácil manejar una empresa que tiene casi 1.400 empleados, pero vemos que sí es posible.
Con la nueva gerencia se logró el pago de sumas de dinero que se les debía tanto a proveedores como al personal.
A algunos de ellos se les debía hasta diez meses de salario. Hoy por hoy, estos pagos están al día y no existen quejas por este concepto.
Incluso se pudo alcanzar el equilibrio presupuestal que no se había logrado en años anteriores.
Pero esto no es todo. La inversión en recursos ha sido significativa y se puede decir que la gerencia actual es altamente eficiente porque ha reemplazado insumos y dotación que era la misma desde que el hospital inició sus actividades. En 30 años no se habían hecho mejoras a la infraestructura ni compras significativas en camas, o en el servicio de nutrición de los pacientes hospitalizados. Durante todos esos años no hubo avances visibles en la planta física del Erasmo Meoz, hasta la llegada del actual gerente, quien, con su gestión logró no sólo un reforzamiento estructural, también la readecuación de toda un ala de 12 pisos (Ala B). Además son notables los esfuerzos que se han hecho en el banco de leche humana, el banco de sangre y los sistemas eléctricos y de agua hospitalarios.
Toda esta gestión ha hecho que el Hospital Universitario Erasmo Meoz esté al nivel de grandes hospitales del país y que Cúcuta tenga una institución que valga la pena mencionar, no por sus escándalos sino por su capacidad de reinventarse para prestar un mejor servicio, con mayor calidad y humanidad.
Lo único que queda por esperar es que las administraciones venideras sean capaces de darle continuidad a lo que se ha logrado y multiplicar los esfuerzos para crear más y más excepciones a la regla de la corrupción y la mala gestión cucuteña.