Con la escasez de la gasolina en Venezuela y del control aún más de su venta en las ciudades fronterizas, un alto número de propietarios de vehículos que circulan en Norte de Santander y se abastecían del contrabando de la misma, se han visto obligados a buscarla en las estaciones de servicio del área metropolitana autorizadas donde se forman largas colas ante el inusitado aumento de la demanda.
Queda en evidencia la defraudación que estos “nuevos” clientes de las estaciones, forzados por las circunstancias, le venían haciendo al fisco departamental y municipal.
Un porcentaje de ese costo a manera de impuestos, se utiliza para el arreglo de la malla vial en la ciudad de Cúcuta y su Área Metropolitana. Y los que más utilizan estas vías son los taxis de servicio público, antes ausentes de las estaciones por comprar gasolina de contrabando, ahora los más visibles en las colas.
Algo está quedando al desnudo en la ciudad de Cúcuta y su área metropolitana y es que las pocas estaciones de servicio que funcionan no dan abasto para atender el parque automotor existente.
Sobre todo ahora que tienen que atender a la totalidad de los vehículos, automotores y motos. No se entiende que en los pueblos circunvecinos sobre todo por la provincia de Ocaña, las estaciones triplican a la existentes en la zona metropolitana de Cúcuta, a pesar de que el parque automotor, me atrevo a asegurar, no sobrepasa el 15 % del atendido en esta.
No es descabellado pensar, que, como la mayoría de conductores tanqueaban de contrabando, la gasolina colombiana subsidiada terminaba en superávit, las estaciones de la provincia de Ocaña por su cercanía con los departamentos de Santander y Cesar, les queda mucho más fácil negociarla a precios un poco más bajos de los precios normales del interior del país pero lógicamente un poco más alto que la subsidiada con los cuales obtendrían unos dividendos nada despreciables.
De igual manera ante el desabastecimiento en el hermano país, muy seguramente se invertirán los papeles y será ellos, los venezolanos, los contrabandistas del combustible colombiano en perjuicio por supuesto del usuario de este lado de la frontera.
No nos cansaremos de solicitarle a la policía nacional estar pendiente del transporte del combustible, que se traslade de un lado para otro se les exija las respectivas guías y los gobiernos departamentales y municipales que son los que al final perjudican con la defraudación, ejercer un control más estricto para que desde las mismas estaciones no se presten a las irregularidades que a diario se propagan. Por supuesto hay que pedir que nos amplíen el cupo a la nueva realidad, visible en este momento, enviándonos más gasolina que ACPM. Hasta ahora el porcentaje de este combustible ha sido más elevado lo que repercute en la escasez de gasolina que tradicionalmente hemos sobrellevado sin tener en cuenta en estos momentos los nuevos compradores.