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Debo destacar la transformación del Museo Antón García de Bonilla.
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Martes, 19 de Enero de 2016

El complejo de culpa de no haber ido el año antepasado al Desfile de los Genitores en Ocaña no me dejaba dormir. De modo que le dije a mi familia que empacaran porque debíamos estar allí para el 29 de diciembre, que es la fecha tradicional de tal efeméride. Afortunadamente una amiga ocañera me advirtió que la fecha la habían anticipado para el 27, seguramente porque el gobernador entrante don William Villamizar había escogido el 29 para su posesión.

La temporada decembrina convoca a multitudes que llenan las calles del mejor vividero que pueda existir. Y por allí, como en  una pasarela perenne, desfilan y desfilan las mujeres hermosas. Carros y motos forman complicados trancones.

Negocios de todo tipo, particularmente restaurantes y almacenes, reciben colas interminables de gente que quiere entrar como si estuvieran regalando.

En cuanto al Desfile de los Genitores, recuento de la historia de Ocaña, y que está declarado como patrimonio inmaterial de Colombia, sigue siendo un hermoso espectáculo que recomiendo a quien no lo haya visto. De la mano de la historia va la alegría de diversas escenas como la caza del tigre y la réplica de los carnavales de Barranquilla.  

El día 29 se posesionaron en el mismo escenario, la plazuela de San Francisco, la alcaldesa Myriam Prado de Arévalo y el gobernador Villamizar que recibía el mando del mismo a quien él lo había entregado, Edgar Díaz, dentro de lo que se ha dado en llamar “juego democrático” y que en verdad es un juego.

De este acto valen resaltar la muchedumbre cómodamente instalada en sillas vestidas de blanco, y el discurso del alcalde saliente de Ocaña Jesús Antonio Sánchez Clavijo – conocido popularmente como Pecas -. Hizo éste gala de su memoria y de su buen conocimiento de la historia de Ocaña. La democracia, dijo, nació justamente en ese lugar, en la fallida Convención de 1828; allí nacieron los partidos políticos. Su discurso y el de la alcaldesa entrante merecieron nutridos y prolongados aplausos.

Antes de estas intervenciones y del juramento que le tomó mi buena amiga y pariente la Notaria Primera Nidia Celis Yaruro a la nueva mandataria, rodaron un video sobre la esencia e importancia de Ocaña, documento fílmico excelentemente logrado.

Finalmente, debo destacar la transformación del Museo Antón García de Bonilla gracias a la acción entusiasta e incansable de su director Luis Eduardo Páez García, de la mano de su esposa Martha Pacheco, y a los recursos y aportes luchados por ellos ante el ministerio de la Cultura. Ahora todo se encuentra en elegantes exhibidores de madera, adecuadamente protegidos y artísticamente colocados, con finas leyendas ilustrativas, en salones con sistema de iluminación inteligente. Ocaña tiene, entonces, no un museo, sino un museo de lujo.

orlandoclavijotorrado@yahoo.es

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