Amables Lectores: Tomando como origen, el haber sufrido graves crisis económicas, unidas a unas altas tasas de inflación, el gobierno y la sociedad le dan actualmente la mayor importancia a la política económica. El Estado invierte importantes sumas para lograr estadísticas confiables del desempeño de la economía y basándose en ellas tomar decisiones exitosas.
Los medios de comunicación destinan una sección al desempeño de la economía y los funcionarios de los ministerios que tienen el manejo económico, suelen tener la más alta preparación.
El Banco Mundial desea que los países prioricen, dentro de la estrategia Human Capital, inversiones en su gente. Colombia no es ajena a éste deseo. Siguiendo este delineamiento se busca con funcionarios de esa institución internacional liderar el diálogo con el gobierno e implementar un programa de trabajo que apoye los esfuerzos de las autoridades en la tarea de reducir la pobreza, promover la prosperidad pero compartida y generar empleos.
El Banco Mundial espera que en Colombia el crecimiento económico se acelere en el periodo 2018-2020, creciendo alrededor de 2.7% en 2018 y hasta 3.6% en el 2020. Lo anterior está sustentado en un mayor consumo privado, recuperación de las exportaciones no petroleras, precios más altos para el petróleo, aumento en programas de infraestructura 4G y tener proyectos financiados con regalías incluyendo vías terciarias, indispensables para el transporte de nuestra producción a los centros de consumo y a los puertos de exportación.
Para lograr lo anterior se requieren más esfuerzos de consolidación fiscal para obtener un espacio para los costos del postconflicto y así evitar recortes adicionales a la inversión pública y cumplir con la regla fiscal. Pero según el columnista Carlos Caballero Argaez: “En todo este panorama hay un gran lunar que el nuevo gobierno deberá enfrentar con decisión desde el 8 de agosto. El problema son los ingresos tributarios”.
Cuando se comparan éstos con el gasto público, se concluye que las reformas tributarias anteriores y la elevación de tres puntos en el IVA del 2017 no resolvieron el desequilibrio fiscal. Los ingresos fiscales oscilan en un promedio de 14% del PIB, y los gastos en un 18%. En conclusión, según Caballero Argaez, si no hay un crecimiento en los ingresos tributarios, el nuevo gobierno tendrá que hacer fuertes reducciones del gasto público en los próximos cuatro años para mantener la estabilidad económica y el grado de calificación de la inversión de las agencias internacionales.
El gobierno de Duque no tiene sino un camino a seguir en lo fiscal: Presentar una reforma tributaria en los primeros días de su mandato. Infortunadamente la otra herramienta que podría manejar para lograr un equilibrio entre ingresos y egresos sería obtener algunos préstamos externos pero hoy es una medida inconveniente porque el endeudamiento del país, con los bancos del exterior, ya alcanza un nivel insostenible del 43% del PIB.
Seguramente el nuevo presidente aplicará el principio que: “El prestigio es para gastarlo en solucionar males y darle beneficio a los ciudadanos” y así presentará la nueva Reforma Tributaria y no podrá reducir impuestos, como era su deseo y promesa de campaña. No obstante lo anterior, proyecciones económicas estiman que durante los próximos 12 años, la economía Colombiana crecerá a una tasa del 3.7% al año para llegar a un ingreso per cápita de 33.7 millones de pesos, en el 2030.