En algún video que rueda por los canales de las redes sociales alguien se pregunta ¿por qué tanto interés en la situación de Venezuela y la cantidad de noticias que se transmiten en los noticieros, si tenemos suficientes problemas en nuestro país, de los cuales deberíamos ocuparnos?

Ante la crisis de Venezuela no podemos pasar de agache, por el contrario, debemos participar de forma activa porque, al menos para quienes vivimos aquí, lo que sucede en el vecino país nos afecta, muchos de nosotros tenemos familiares o amigos allá y por sobre todo se trata de personas que están pasando por una crisis producto de la malversación de capitales y recursos naturales de la clase dominante, por los abusos y la carencia de soluciones efectivas a sus apremiantes necesidades. 

Ante la necedad del presidente Maduro, la ayuda humanitaria surgió como un mecanismo para paliar la situación en cuanto tiene que ver con alimentos y medicinas. 

La respuesta del mandatario ha sido un no rotundo que va más allá de las palabras y coloca obstáculos en el puente de Tienditas para evitar que algún día circulen colombianos y venezolanos con las mercancías que han sido donadas y que tienen como destino los pueblos desde donde parten los que por aquí pasan tratando de buscar un mejor destino. 

Se espera que las donaciones por ahora almacenadas en territorio colombiano pronto puedan llegar a sus destinatarios. 

La intervención de otros países está encaminada al logro de este objetivo, obviando la militarización impuesta en estos días del lado venezolano de la frontera. 

El reto es para los miembros de las fuerzas armadas venezolanas, son ellos los responsables de permitir o impedir el paso de esos insumos. 

Ellos mismos siguen siendo el soporte del presidente Maduro, porque el apoyo popular ya lo perdió y la mayoría está alineada junto al presidente encargado Juan Guaidó. 

 Las fuerzas armadas también han perdido su prestigio por la fidelidad al mandatario y por los atropellos que le ha infligido a la masa de quienes salen a machar para presionar una salida a la crisis. 

Para tener una idea cercana de este tópico, podemos echar mano del concepto emitido por Nelson Chitty La Roche, columnista de El Nacional de Caracas de quienes opina así: “Cultores del ilícito, delinquen y auspician el abuso como un derecho que resulta de disponer de las armas y del apoyo del organismo armado”. 

Refiriéndose específicamente al tema de las ayudas humanitarias lanza preguntas y juicios de este calibre: “¿No saben que sus conciudadanos mueren de hambre? ¿No les duele, no les importa? La política entendida como el abordaje racional de la conflictividad los convoca a facilitar la ayuda a los más necesitados. 

La historia y la justicia los observa. Veremos si son capaces de iniciar su redención.

No podemos hacernos los de la vista gorda con relación a Venezuela. Tenemos la obligación de aportar soluciones en la medida de lo posible a sabiendas que lo que allá ocurre repercute aquí y nos afecta. Esperemos que muy pronto llegue la solución definitiva y las cosas vuelvan por el cauce de la prosperidad de un país rico en recursos naturales y gente que merece otra suerte.