Amables Lectores: Desde la infancia oímos expresiones como: “Por los frutos los conoceréis”, “No esperes que la higuera produzca manzanas”. “Cada cual da de lo que tiene.” En resumen frases que encierran una gran verdad pero que muy pocas veces nos detenemos a analizar su significado.
El dejarnos llevar solo por inconformismo con los resultados de las políticas de desarrollo en América Latina, llevó a muchos a identificar como una posible alternativa el modelo cubano. Alejándose de los principios básicos de democracia, el régimen de los hermanos Castro logró dar una cobertura casi total a la población, en educación y salud pero a cambio perdieron sus libertades democráticas y sacrificaron totalmente su nivel de vida. Los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, manipulados ciento por ciento a favor del régimen y sin garantías para el empresario, dio al traste con el crecimiento económico y se volvió muy escaso el empleo de calidad.
Amables lectores no nos dejemos engañar por los populistas y tengamos muy claro como dice el profesor de la Universidad de los Andes, Mark Eichmann: “En política económica no hay almuerzo gratis”. “En lugar de inventar modelos novedosos, concentrémonos en crecer y con un gobierno sano que ayude a restribuir la riqueza sin populismo y sin perder el foco, seremos exitosos”. Otro ejemplo palpable de los desastres del populismo lo vemos en la Argentina. En esa nación es cada vez más difícil sobrevivir. Las estadísticas oficiales muestran la magnitud del problema. El 32% de los argentinos son pobres. En un año esta cifra creció un 6.3%. Según la B.B.C mundo de Buenos Aires son: 2.7 millones de argentinos que cayeron por debajo de la línea de pobreza en un solo año. De estos 800.000 viven en la indigencia. Para no ser pobres, una familia de dos adultos y dos niños necesitan mensualmente un ingreso de 620 dólares. Esta cifra supera los 280 dólares que son los dos salarios mínimos que recibiría esa familia, si los
dos adultos trabajan. Los 8 millones de jubilados cobran en promedio 240 dólares mensuales. Como ven las cifras no cuadran para sobrevivir. La causa principal de esta situación es la vertiginosa alza de la inflación, 47%, la más alta en casi tres décadas, que arrasó con los salarios. El dólar duplicó su valor en la argentina en un año. Un litro de leche hoy vale lo mismo que igual volumen de gasolina, 0.90 dólares, el queso y la carne se han vuelto alimentos fuera del alcance de muchos argentinos de clase media baja y se ha incrementado la compra de alimentos más baratos pero menos nutritivos como las pastas.
El malestar social que genera la devaluación y la recesión podría aumentarse al acercarse las elecciones presidenciales del 27 de octubre. Según la economista Marina Dal Poggetto: “El temor a que Macri; actual presidente no logre ser reelegido y que vuelva al poder su antecesora populista, Cristina Fernández de Kirchnner, enjuiciada por posible corrupción y vinculación en el asesinato de un fiscal que la investigaba, es uno de los principales motivos que explican la desconfianza que genera hoy Argentina en los mercados interraciales y que ha profundizado la crisis económica. Según Macri los problemas económicos actuales se atribuyen a las medidas populistas que implementó el Kirchnerismo para sostenerse en el poder y que hoy se siguen pagando. Como ejemplo cita que durante el gobierno de los Kirchnner no se subió el gas y hoy hubo necesidad de un tarifaso del 1.000% para evitar conjuntamente con el alza en combustibles y transporte el colapso de las empresas dedicadas a estas actividades.
El clima social se tensará más con el discurso populista de los seguidores del Kirchnerismo en la antesala de las próximas elecciones, matizado con la solicitud de ajustes de sueldo, haciendo populismo sobre la preocupación de las personas de cómo llevarle un plato de comida a sus hijo o como harán para pagar la cuenta del gas a medida que se acerque el invierno y empiece el frio.
