El presidente Petro tomó posesión simbólica en una ceremonia ancestral a cargo de los indígenas arhuacos, la cual estuvo marcada de simbolismos y propuestas.

El momento cúspide de esta solemnidad fue cuando una niña arhuaca llamada Ati Zarney Zapata, empoderada, con fuerza y con la convicción de que la persona que estaba en frente de ella iba a cambiar la historia del país, le expresó: “Para armonizar la vida, para unificar los pueblos, para sanar la humanidad, sintiendo el dolor de mi pueblo, de mi gente aquí, este mensaje de luz y verdad esparza por tus venas, por tu corazón, y se conviertan en actos de perdón y reconciliación mundial, pero primero en nuestro corazón y mi corazón”.

Fueron tan impactantes las palabras de Ati, que el presidente en el discurso de posesión en la Plaza de Nariño se dirigió a ella y a todos los niños expresándoles: “... Esta segunda oportunidad es para ella, la niña arhuaca, y para todos los niños y las niñas de Colombia; niños y niñas colombianos, tenemos una segunda oportunidad bajo los cielos de la Tierra”.

Por su parte, la vicepresidenta Francia Márquez en campaña se comprometió a trabajar por la infancia del país, dando un salto social para que los niños no tuvieran que sufrir las consecuencias de la guerra, las desigualdades, la falta de atención y de oportunidades que ella sufrió.

Hoy me pregunto qué estará pensando Ati y todos esos niños y jóvenes que volvieron a creer en la política, con esta dupla que prometió ser el cambio.

¿Con qué cara puede el presidente mirar a los ojos a Ati y a los 16 millones de niños y adolescentes, si luego de 35 días de haber sido posesionados no ha conformado un equipo de lujo con una hoja de ruta clara, cuyo objetivo principal sea el mejoramiento de la calidad de vida de los 16 millones de habitantes menores de 18 años?

¿Cómo explicarle a Ati que hasta la fecha no ha posesionado a la persona que va a dirigir la entidad más importante del país, cuyas políticas son fundamentales para lograr la garantía de los derechos de los niños indígenas?

La alianza NiñezYA, coalición de 200 organizaciones y redes de la sociedad civil que abogan por los derechos de los niños, entregó a la campaña de Petro un documento ilustrando la grave situación de esta población y las recomendaciones para superarla. El estudio desarrolla las iniciativas necesarias para que el comienzo de la vida sea igual para todos los niños y las niñas; que la familia, el colegio y la comunidad tengan capacidades suficientes para protegerlos y que la paz y la convivencia sean derechos que se garanticen a toda la niñez.

No es creíble que el presidente no haya podido encontrar una persona con las máximas calidades para dirigir esta entidad; máxime cuando existen personas que trabajan en estas organizaciones con la experticia y conocimiento de la realidad de los niños en el territorio, pertenecientes a todas las corrientes políticas, incluso simpatizantes del presidente.

El ICBF no puede ser parte de la repartija de la mermelada de este gobierno, ni los niños pueden ser víctimas de las rencillas entre el presidente y su vicepresidenta.

Presidente: la ‘paz total’ es garantizar los derechos de los niños, lo demás es carreta. El gobierno no puede seguir dándole la espalda a los niños.

¡Qué desidia!