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A Gustavo y Edgar Salgar
Los dos hicieron parte de una prestante familia que se dedicó a la medicina.
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Sábado, 2 de Enero de 2021

La vida y en ocasiones hasta la misma muerte no deja ser misteriosa, al punto que sucede que cuando la naturaleza quiere reaccionar con violencia, lo hace a su manera.

No de otra manera puede entenderse lo que fue la despedida de los hermanos Gustavo y Edgar en este ingrato 2020 en el que en tan solo en pocos días, Gustavo apenas unos días antes de navidad deja para siempre su querida familia, su ciudad y amigos, y tan solo 10 días después, justo el 31 de diciembre, como si el designio de la naturaleza quisiere ser cruel, tuviere que hacerlo Edgar.

Los dos hicieron parte de una prestante familia que se dedicó a la medicina y quienes al lado de Álvaro decidieron darle a la ciudad uno de sus mejores centros médicos.

De hecho algunos de sus otros hermanos y hoy en día sus hijos, continúan con esa noble tarea.

Con Edgar tuve ocasión de frecuentar a mediados de los años 90 cuando hizo un posgrado en gerencia en servicios de salud en la Universidad Libre y uno de los sitios de reunión era mi apartamento en donde trabajaban con Isabel, el médico Javier Ramírez y otros más profesionales de la salud que adelantaban sus estudios. Siempre fue muy amable y solidario al igual que Álvaro y Gustavo cuando requeríamos de sus servicios y de la clínica cuando un familiar lo necesitaba.

Apenas hace cerca de 4 meses llamé a Edgar, ya en estos difíciles tiempos de pandemia, porque mi mamá requería una hospitalización y como siempre su amabilidad se hacía sentir a los pocos minutos. Cuando acompañaba a algún familiar que requería una radiología y entraba al espacio de Gustavo, por supuesto que las conversaciones giraban en torno al Cúcuta Deportivo mientras esperábamos el resultado.

He tenido oportunidad de leer y compartir por estos días quizás la reflexión más lúcida e interesante sobre la pandemia, escrita por el novelista italiano Alessandro Baricco: “Deberíamos tener el valor de admitir es un escenario que nos hemos buscado….Muy lejos de ser un castigo llovido del cielo, es claramente la consecuencia de una inercia……..había demasiadas cosas sumidas en una prolongada y exasperante agonía: el sistema democrático, la sociedad de consumo, el sistema capitalista……una tensión entre el viejo mundo y el mundo digital”. Son algunas reflexiones que debemos tener presente para cambiar aptitudes, repensar el mundo y evitar estas pandemias que tanto dolor nos han causado. Escuchaba el viernes al profesor de la universidad de París Benjamín Coriat quien afirmaba que es tanta la depredación que le sigue causando el hombre al planeta, que estas pandemias serán más frecuentes.

Paz en la tumba de Gustavo y Edgar, y una voz de solidaridad y fortaleza a Álvaro, sus hermanos, hijos y familiares que continuarán en esta noble tarea de garantizar la salud en esta región con tantas dificultades sanitarias por estos días, y en lo posible esperar que pronto tengamos mejores días.  

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