Estábamos pendientes del reinicio de las discusiones alrededor de la reforma a la salud presentada por el gobierno, teniendo un nuevo actor en escena, el recién nombrado ministro Guillermo Jaramillo, quien en su intervención arremetió contra las unidades de cuidado intensivo (UCI) durante la pandemia por Covid-19. Sus palabras han causado desazón entre los trabajadores de la salud por el agravio que significan sus expresiones.
Hablando de lo que pudo haber ocurrido en Tolima dijo: “En nuestro departamento abrieron UCI como si abrieran cualquier tipo de droguería. Me gustaría que miráramos cuántos salieron vivos de esas unidades” y agregó: “Lo más peligroso en este mundo es ir a una UCI sin tener la gente entrenada y capacitada para atender eso. No nos los han dicho, pero se hizo un negocio bien grande con el Covid”
Entonces cabe pensar ¿Cómo habría enfrentado la crisis este ministro si para entonces hubiera estado ocupando ese cargo? ¿Sin nuevas UCI? Estas debieron construirse sobre la marcha, así como también el entrenamiento del personal que las atendió, se trataba de una situación de emergencia que requería acciones rápidas para lo cual ni el país ni el resto del mundo estaba preparado. Los resultados saltan a la vista, los sobrevivientes damos fe de la eficacia de estas unidades y de la labor desempeñada por el gremio de la salud esmerada para dar atención oportuna y eficiente aun a costa de su propia vida.
Hablar de negocio es dar crédito a las versiones tendenciosas que circularon durante la pandemia sobre el negocio y el costo de los pagos que se hacían a las clínicas y hospitales por los pacientes que atendían durante la contingencia y fallecían.
Las respuestas a tales afirmaciones del ministro vale la pena que las conozcamos, sobre todo la que proviene de la Asociación Colombiana de Medicina Crítica y Cuidado Intensivo, en uno de los apartes de su declaración hace saber que “decir hoy que murieron más pacientes en las unidades de cuidado intensivo en las áreas de expansión creadas, es como decir que haber abierto más camas de cuidado intensivo fue una decisión irresponsable que acarreó más muertes durante la pandemia, lo cual es totalmente falso y existe evidencia que los países que no generaron dicha ‘respuesta adaptativa’ tuvieron mayor mortalidad”.
Por su parte la ACMI, Asociación Colombiana de Medicina Interna emitió un autorizado concepto: “La Asociación considera que el señor Ministro de Salud, en forma inoportuna y a la ligera, emite conceptos a la opinión pública que deja en tela de juicio a los médicos encargados de las unidades de cuidado intensivo, argumentando un macabro propósito de generar más recursos; esto sin señalamientos ni denuncias específicas, la cual invitamos a que las realice como debería hacerlo un jefe del ministerio. Todo lo anterior, ha expuesto nuevamente a los trabajadores de la salud a un problema mayor que la propia exposición de contagio por el virus SARS-CoV-2, nos ha puesto nuevamente al escarnio público, generando dudas sobre la idoneidad de nuestros especialistas y talento humano en salud”
Otra perla del nuevo ministro: “A Roy Barreras le hicieron un examen ejecutivo, a mí me los han hecho. ¿Cuándo a un campesino de El Tarra le hacen ese tipo de análisis médico para detectar anticipadamente un cáncer de colón? Se mueren, como se mueren los niños de La Guajira de hambre, desnutrición, parasitismo” De lo anterior se puede colegir que con la nueva reforma que “No es la reforma ni de Petro ni de Corcho, es la de todos nosotros” todos vamos a tener la oportunidad de hacernos este tipo de estudios preventivos. Mucho populismo por parte de quien llegó a conciliar. Quedamos a la espera de las rectificaciones.
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