El pasado 24 de octubre por el Canal Caracol en el programa Los Informantes, se presentó la ampliación de una importante noticia, relacionada con el nacimiento de una niña muy cerca de una de las bases del puente Rafael García Herreros, sobre la Avenida del Río de nuestra ciudad.
Se trata de una familia de migrantes, que no le quedó opción distinta a correr el riesgo de construir un rancho con cartones y otros materiales, en el cual viven cinco personas, entre ellas tres menores incluida la recién nacida a quien llamaron “Milagros”.
Según el informe, los hechos sucedieron el sábado 11 de septiembre entre las diez y treinta y once de la noche, cuando el silencio en el sector y la hora se convertía en un grave problema como quiera que el desesperado padre, trataba de obtener el servicio de un taxi para llevar a su pareja a un centro asistencial, en donde pudiera nacer la criatura, pero infortunadamente los pocos que detuvieron la marcha, no quisieron prestar el servicio, pese a que se trataba de una verdadera emergencia.
Por fortuna, llegaron al sitio los patrulleros de la Policía Nacional, Jean Alvarado y Humberto León, quienes no dudaron un instante en apersonarse de la situación, pese a que la misma debería obedecer la intuición y a consulta por radio con algunas de sus compañeras quienes apoyaron la noble acción.
Según el relato de los uniformados, debieron subir a la patrulla a la joven madre porque “…empezamos a llamar a la ambulancia y en ningún momento llegó…” y es precisamente ese detalle el fondo de la presente columna.
Cómo es posible que un día sábado, cuando apenas inicia la rumba en la ciudad, no exista disponibilidad de una ambulancia para atender una “verdadera emergencia” y repito la frase porque ya es costumbre de la gran mayoría de conductores del vital servicio que apenas son llamados por leves accidentes de tránsito, aparecen de tres a cinco vehículos, poniendo en riesgo a los demás conductores dadas sus exageradas e innecesarias velocidades porque la pelea por el “paciente del SOAT” es muy evidente y con parecida similitud al comportamiento de las aves de carroña que pelean por su presa a como dé lugar.
Presumo que cuando los uniformados iniciaron su protocolo para pedir auxilio, solicitando una ambulancia para una paciente en trabajo de parto y sin recursos, las personas responsables de atender el llamado, ignoraron totalmente la situación y si no es por la rápida acción de los policiales, la situación pudo desencadenar la pérdida de vida de la bebé, de la madre o de las dos, aspecto que amerita una rigurosa investigación para los actores del servicio de ambulancias.
Concluyo que el servicio de ambulancia a la fecha, está diseñado y orientado únicamente a la atención de accidentes de tránsito que cubre jugosamente el SOAT. Los ciudadanos estamos totalmente desamparados frente a un servicio vital, que no tiene control alguno de la administración municipal y finalmente reconocer y felicitar a la Policía Nacional, en particular a los dos héroes que no dudaron un instante en apersonarse del asunto, para que Milagros pudiera llegar a este mundo en medio de acciones dignas de reproche como lo evidenció la ambulancia que nunca llegó.
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