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La fábrica
En definitiva, todo cuanto se refería a los bienes de la iglesia se llamaba fábrica.
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Miércoles, 24 de Agosto de 2016

He estado recogiendo datos para hacer una biografía de mi progenitor que en el 2012 cumplió cien años de nacimiento. En la búsqueda de sus actividades encontré que …

Mi padre manejó en el pueblo la fábrica durante varios mandatos parroquiales, desde el del presbítero  Eliécer Villamizar Rondón hasta el del pariente Jesús Emel Arévalo Torrado. Todo el mundo mentaba a mi papá como el de la fábrica, y en aquella época, a pesar de mi corta edad que medio entendía lo que era fabricar, yo no veía que él fabricara algo. Quien dirige una fábrica se llama gerente, y ese no era el nombre que recibía mi papá. 

Cuando iban a inhumar a alguien, el sepulturero decía que necesitaba una pala y un barretón, y que había que pedirlo a la fábrica, en donde don Leoncio Clavijo. 

Pues como siempre me intrigó la bendita palabra, por ello me puse en la tarea de averiguar el especial significado de “fábrica” con que los parroquianos, los campesinos, particularmente, se referían a mi papá. Encontré en Internet un viejo diccionario de Derecho Canónico, concretamente el traducido del francés y compuesto para España por el ilustrado sacerdote don Isidro de la Pastora y Nieto, editado en Madrid en 1848. Se trata de una obra monumental, semejante al Diccionario de Construcción y Régimen de la Lengua Castellana de Rufino José Cuervo.  

A la palabra “fábrica” le dedica ocho páginas de doble columna. Comienza así: “En general es la renta o temporal afecto para la conservación de una iglesia parroquial, tanto para las reparaciones como para la celebración del servicio divino…La expresión de “fábrica de las iglesias”, tomada en el sentido literal, significaba antiguamente la construcción de las iglesia; también se dice en España e Italia fabricar una iglesia, una casa, etc…….Por último, la palabra “fábrica” servía y sirve todavía para designar el cuerpo o reunión de las personas encargadas de los bienes de la iglesia”. 

En definitiva, todo cuanto se refería a los bienes de la iglesia se llamaba fábrica. De ahí provino el cargo de mayordomo de fábrica. El mayordomo administraba el dinero perteneciente a la parroquia y se encargaba de surtir y mantener la indumentaria de los párrocos, los objetos utilizados en el culto y en general, del buen estado del templo. Las funciones de los mayordomos de fábrica consistían en recaudar y administrar las rentas pertenecientes a la fábrica de la respectiva parroquia, etc. Sin embargo, lo único confiado a mi padre por el señor cura párroco eran una pala, un barretón, y de pronto una pica –  zapapico, espiocha, picota o pico de punta y paleta, una variante de la herramienta llamada pico, dice el DRAE-. Eso,  nada más, de modo que él nunca ejerció propiamente como mayordomo de fábrica, ni mayordomo de algo.   

Con la expedición del nuevo Código de Derecho Canónico en 1983 desaparecieron el mayordomo de fábrica y la fábrica misma. Dos conceptos de que nadie hoy en día tiene la menor idea. 

Quedó así despejada la inquietud que me desvelaba.

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