Petro y sus ministros no bajan el ritmo de declaraciones sin ningún sustento serioafectando la economía del país. Sabemos que lo anarco-ambientalista en el gobierno Petro es una “forma de lucha” anticapitalista y antidemocrática.Petro y la ministra Vélez de Minas y energíafueron al foro económico mundial de Davos y otra vez los colombianos pasamos vergüenzas ante personas, en su mayoría, bastante estructuradas en temas económicos y a quienes causan gracia (y pena) las propuestas populistas latinoamericanas.
Una de las joyas ministeriales, la filósofa-activista ministra de Minas y Energía, salió con otra petrada: no más contratos de exploración de hidrocarburos. Los hidrocarburos, en el mundo, seguirán siendo parte esencial de la canasta energética en el mediano plazo. Un proyecto de hidrocarburos tarda en promedio de 15 a 18 años entre la fase exploratoria y la fase productiva, por lo que detener su exploración es condenarnos en el mediano plazo a perder la seguridad energética y tal vez depender del chavismo.
Petro, creyendo en su megalomanía que lo van a declarar líder mundial ambientalista, apoya a su ministra diciendo que Colombia hará la transición de energía fósil a energías limpias y que los recursos que el país recibe de los hidrocarburos los reemplazará por el turismo "pues Colombia es un país muy bonito".
Las energías limpias, llamadas así porque no producen gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global en su componente antrópico, no son neutras con el ambiente, eso es un absurdo. La solar y eólica deben almacenarse en pilas cuya disposición final es todo un problema ambiental. Las aspas de los generadores eólicos matan muchas aves. La energía de hidrógeno está en su etapa inicial y debe madurar para conocer sus posibles efectos negativos. La hidroeléctrica afecta el hábitat aguas arriba y debajo de la presa, en su hidrología y biótica. La energía nuclear genera desechos radioactivos que duran actuando períodos geológicos. La fusión nuclear no genera desechos radioactivos pero es una tecnología muy incipiente y costosa de poner en práctica.
Lo primero que hacen los países es la transición al desarrollo para saber las verdaderas necesidades energéticas, porque en un subdesarrollo decreciente como el que sostiene la ministra-filósofa, la transición energética no importa, como no le importa a nadie saber cuántas emisiones va a reducir Colombia. Sus cifras no juegan en el escenario mundial. Para masificar las energías limpias es imprescindible desarrollar infraestructura, algo a lo que este gobierno parece alérgico o ignorante. La transición energética en países serios es gradual (al menos dos generaciones) y el gas natural se ha convertido en el combustible de transición. Para la filósofa-activista es lo mismo petróleo, carbón y gas natural;no es experta, es radical y orgullosamenteignorante.
Y en cuanto al turismo, basta ver la afectación que ha tenido Cartagena por culpa de la inseguridad. Porque lo primero que exige un turista es seguridad física. El gobierno Petro está jugado a liberar todos los jefes del crimen organizado a la vez que convirtió a las fuerzas militares y de policía en espectadores eunucos. Y nuestro ministro de justicia no quiere considerar la reincidencia del crimen común como un agravante bajo justificación "social", sea lo que quiere decir con eso, en lo cual cuenta con apoyo de gran parte del sector judicial "progresista". Cuando las calles son impunemente de la delincuencia, no hay turistas. Un país bello se vuelve horrible bajo el control del crimen.
Para todos es claro que estas propuestas solo son consignas populistas para agarrar pueblo. En Davos, muchos de los que oyeron a Petro y su ministra se sonrieron. En Colombia, esa risa se volvió un rictus de desasosiego viendo como nos gobierna no solo un radical, sino un bocón irresponsable. Y sus funcionarios buscan imitarlo y hacer más petradas que el mismo Petro, compitiendo por quien tiene la lengua más larga en proporción inversa a su competencia.
¿Seguirá Colombia votando por el cambio?