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La segunda Marquetalia
Podría decirse que con esta nueva declaratoria de guerra, ya sería la segunda generación que no ha vivido ni conocerá la paz en Colombia. 
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Sábado, 31 de Agosto de 2019

Ahora con el resurgimiento de un nuevo grupo de disidentes de las Farc que anuncia una nueva declaratoria de guerra, creo que existen dos hechos nuevos después de la firma en el 2.016 que resultan preocupantes para el país y más para el Norte de Santander: la primera, que de ser cierta la alianza entre las disidencias y el Eln, así sea temporal y con dificultades, una de las regiones más afectadas en esta nueva escalada del conflicto seríamos nosotros por la presencia militar de esta última guerrilla en la región. 

Y la segunda, igualmente muy grave pero muy probable, que un debilitado Nicolás Maduro pudiere sacarle provecho a esta nueva declaratoria de guerra, dándole a los disidentes protección, apoyo y todo lo que signifique fortalecer esa disidencia. 

Es evidente que esta no es ninguna especulación sino una realidad. Y ahora si una especulación personal, que creo que podría ser válida: ¿hasta dónde hasta el mismo Putin o un régimen como el de Irán, podrían estar interesados en esa ayuda militar a las disidencias? Creo que el interrogante como están las cosas en el mundo, sería válido y nada improbable.

Una precisión histórica, que ante todo muestra que el espiral de la violencia en Colombia es cíclico, y que se repite casi que de manera infinita: los disidentes en su video hablan de que se trata de una segunda Marquetalia, y como precisión histórica resulta oportuno recordar que hacia 1.962 en Colombia se hablaba sobre la existencia de 16 “repúblicas independientes”, que por las denuncias que hacía en ese momento el senador Álvaro Gómez Hurtado, se trataba de unos territorios bajo la vigilancia y control de campesinos sobre los cuales el Estado no tenía ninguna injerencia. 

En ese momento se habló de la necesidad de crear un diálogo, que incluso estuvo respaldado internacionalmente por figuras de la talla de Jean Paul Sartre, y aquí por figuras como Gerardo Molina, Eduardo Umaña y Orlando Fals Borda. 

En esa ocasión un sacerdote quiso intervenir en esos diálogos, el cura Camilo Torres, pero el cardenal de Bogotá se lo prohibió.

Al final diálogo nunca hubo, y en mayo de 1.964 el ejército bombardea la población de Marquetalia, cerca de una población del Tolima que se llama Planadas, e históricamente se conoce esta fecha como el nacimiento de las Farc, orientada por dos campesinos, Manuel Marulanda y Jacobo Arenas, quienes en los siguientes 40 años serían los líderes de la guerrilla. 

La mejor definición que he escuchado sobre nuestro problema de violencia en el país, se la escuché en CNN a Ariel Ávila: “el conflicto colombiano es una confrontación que se originó en el siglo XIX, se mantuvo y se agudizó durante todo el siglo XX, y ahora adquiere una nueva connotación en el siglo XXI”. 

En eso estamos, y por ello de ser cierto esa posible alianza entre disidencias y Eln, en un escenario en el que políticamente ambos se necesitan, y de ser cierta esa que ya no es ninguna versión sino una realidad, de la ayuda de Maduro, desafortunadamente vienen nuevos episodios de guerra para el país. 

Podría decirse que con esta nueva declaratoria de guerra, ya sería la segunda generación que no ha vivido ni conocerá la paz en Colombia. Igual como lo advirtió en Cien años de soledad García Márquez. Finalmente la paz se hizo trizas. Hasta el mismo Uribe lo pudiera tomar como un triunfo,  y como ya lo anunció por estos días, la necesidad de desmontar lo que quedó escrito de la paz en la constitución.

Resulta muy preocupante una posible alianza entre Eln y disidencias, y ni para para pensar, un Eln cuya ideología militarista lo lleve a adelantar actos terroristas. A pesar de la declaración de guerra, de la refundación de la guerrilla con el slogan de la Segunda Marquetalia, fue un error de Duque el bombardeo del viernes pasado. Históricamente está demostrado que la guerra trae más guerra.

Es lamentable que el esfuerzo que se haya adelantado en los últimos años para la firma de la paz, ahora termine con esta declaratoria de guerra. Sin duda Santos hizo un esfuerzo encomiable en lograr la paz, pero sus errores son inocultables, y ahora de alguna manera se pasa la cuenta de cobro.

Era por decir lo menos insólita la noticia de estos días: que el lugar de reinserción de las Farc en el Catatumbo, Caño Indio, al dueño del predio se le están debiendo arriendos del predio. Parece un chiste o mejor, otra afrenta para la paz de Colombia. Esta refundación de la Segunda Marquetalia es la peor noticia que podemos encontrar por estos días, y es casi como estar condenados a una violencia que no pudimos superar históricamente.

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