Dentro de las dramáticas cifras que presenta el desempleo en Colombia, como consecuencia de la pandemia, y también de los sucesivos paros nacionales, complicados con los graves problemas de orden público, encontramos la urgencia de rectificación de esos indicadores, pues nadie estaba preparado para pasar de un escenario de desempleo de un dígito, a llegar en tan poco tiempo a experimentar un 21.4%, significando esto que en la actualidad existen 3,9 millones de personas desempleadas.
Muchas medidas se han tomado desde el punto de vista económico para tratar de sortear estos difíciles momentos, cuando sectores completos se han desmoronado, dejando en el piso a millares de personas sin ingreso. Ya de por sí ha sido posible recuperar casi un millón de plazas laborales, pero el camino por recorrer todavía es arduo y requiere de muchos componentes.
Sin embargo, cabe destacar que uno de los aspectos más importantes es el de la confianza pública, acompañado de la estabilidad normativa. Si no es posible generar certidumbre en el proceso y estímulos eficientes para el sector productivo, la solución estará todavía lejos.
Este escenario de convulsión en las calles, de violencia manifiesta en varios sectores del país, en donde los fenómenos del narcotráfico, la guerrilla y la delincuencia común agravan las circunstancias, generan enorme preocupación en los inversionistas, y si no hay inversión no hay empleo.
Los indicadores del precio del dólar señalan una fuerte devaluación del peso, pues al existir una alta demanda de divisas, es fácil entender que los dueños del capital están cobijándose en una moneda fuerte para proteger sus inversiones, y eso es una mala señal para nuestra economía, y desde luego un pésimo presagio para las expectativas de crecimiento económico y la generación de empleo.
El restablecimiento de las relaciones con los Estados Unidos, trae un mensaje esperanzador y refrescante, pues implica retomar a un socio, que representa la mayor economía del mundo, en donde seguramente se abrirán perspectivas apreciables hacia unos objetivos de cooperación que se traducirán en estabilidad. Una mirada diferente al conflicto con Venezuela, también hace prever nuevas perspectivas en torno a ese elemento que ha sido altamente perturbador no solo para nuestra economía, sino para el orden público.
Como este hecho, hay que provocar muchos más, como el fortalecimiento de relaciones con China, el mayor comparador de insumos en el mundo, la garantía de los medios de transporte, el apoyo efectivo a los sectores económicos más afectados, y el restablecimiento de la imagen internacional, para que se puedan retomar los proyectos de inversión que venían en camino y que señalaban a Colombia como un centro de atracción dentro del subcontinente.
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