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Las cómicas
Son rituales democráticos vaciados de sentido para perpetuar autocracias y dictaduras.
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Sábado, 27 de Noviembre de 2021

Pasaron las “elecciones” en Nicaragua y Venezuela en las cuales no fue sorpresa el “inmenso” apoyo electoral que se dio a los actuales regímenes. Pero claro, esas jornadas no se pueden llamar elecciones tal como se entienden en la democracia liberal, donde los ciudadanos de manera libre, sin coacciones directas o indirectas, con un escrutador objetivo y profesional, eligen ahí sí a sus dirigentes estatales, entre quienes libremente quisieron postularse para ser medidos en los comicios. Pero además, las elecciones no son el “único” factor que define la democracia liberal, sino que estas son una consecuencia natural de un modelo social basado en la libertad individual, donde la sociedad en todo momento tiene vigilancia sobre sus gobiernos y estos tienen acceso limitado a la voluntad social de agrupación. La libre opinión, la libre creación de empresa, la libertad de agrupación, la obligación que el gobierno solo pueda actuar judicialmente sobre un ciudadano con evidencia de violación de leyes previamente establecidas, son todas condiciones de la democracia liberal.

La cómica que hicieron Daniel Ortega y Nicolás Maduro con sus elecciones son solo un ritual para sostenerse en el poder absoluto. El caso más cómico son las elecciones cubanas, donde los que quieran participar como candidatos a algún cargo deben inscribirse previamente ante el estado, el cual a través del partido comunista válida quien es “confiable” para participar. El régimen haciendo la máxima cómica, dice que lleva más de 60 años haciendo elecciones, todas ganadas por más del 90% por el partido comunista; supongo que la diferencia a 100% serán votos anulados. En Venezuela, Maduro persiguió a sus contradictores, utilizó el presupuesto nacional para comprar las elecciones, amenazó a los empleados públicos (mayoría, hoy que el sector privado está prácticamente extinto) de echarlos si no votaban por el PSU, controla el escrutador, maneja la información, permitió testigos extranjeros filoizquierdistas, sacó a los militares para asustar a los votantes y otras muchas acciones “preelectorales” que finalmente condujeron a “arrasar en las elecciones”. Me queda una duda, ¿los millones de venezolanos exiliados pudieron votar? Una elección así solo la validan los que hacen o piensan hacer lo mismo, o argumentan la “libre determinación de los pueblos” para no opinar, como hace el candidato colombiano a la presidencia de Colombia que los sondeos ubican cerca al 0%, el moirista Jorge Enrique Robledo que la prensa mamerta ha graduado como gran “senador”. Daniel Ortega hizo todo eso, pero decidió que metido en gastos, mejor metía presos a sus contrincantes y los eliminó de la competencia. ¿Adivinen? Arrasó. Qué cómica.

Las elecciones en regímenes socialistas no son elecciones democráticas son selecciones autocráticas que permiten ubicar en diferentes puestos estatales los cuadros directivos del régimen. Son rituales democráticos vaciados de sentido para perpetuar autocracias y dictaduras.

Pero esas cómicas no hacen reír mucho, pues lo que muestran es la continuación de regímenes que espolean a sus países y generan crisis regionales. Si realmente existiera un grupo de países que defendiera la democracia liberal estaría aislando a estas mafias, buscando ayudar a sus ciudadanos, que en una primera elección cometieron el error de creer en las bondades del socialismo y hoy huyen de sus países porque esos regímenes llegan para quedarse. Lo grave es que a pesar de la evidencia, muchos están dispuestos a seguir ese camino. Einstein escribió: “Solo hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana, aunque del universo no estoy tan seguro”.

Y estamos en la época que quien mejor la definió fue el famoso canciller de hierro de alemán y uno de los artífices del segundo Reich, Otto von Bismarck: “Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería”. Colombia tiene elecciones en 2022, ojalá no sea la última relativamente democrática; si gana Petro o algún personaje del falso centro, empezaremos con las cómicas.

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